EL MONÓLOGO / 118 ¿Quién maneja los hilos del debate?

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Por Pepe Moreno *

 

 

Bueno, pues vamos con el artículo de cada semana, en plena ola de calor, menos en algunas partes de nuestra geografía en la que no ha comenzado la canícula anunciada y que aún nos permite dormir sin la sensación de bochorno que nos lleva a estar encima de la cama y con poca o ninguna ropa. Podría escribir de esta situación en la que es difícil luchar contra el imponderable meteorológico ya que nos encontramos con unos precios en la energía eléctrica que hace que sudemos la gota gorda antes que enchufar cualquiera de los artilugios que nos darían aires frescos.

 

Por ejemplo, tal y como están los megavatios/hora es preferible usar el abanico o el pay-pay que enchufar el ventilador o prender el aire acondicionado. Hoy sábado estará en 148,62 euros, lo que representa un aumento de 2 euros respecto al precio de la luz de ayer, cuando se situaba en 146,73 euros. Los datos no son míos, los he sacado del operador de mercado eléctrico. Y especificando un poco más, el precio de la energía en España es de 148,62 euros/ MWh, a lo que se sumaría la compensación a las eléctricas, que, en este caso, es de 110,95 euros, por lo que se quedaría un precio total de 259,57 euros/MWh. Entonces, con ese precio, ¿quién se atreve a hacer más consumo para refrescarse?

 

Pero como la locura no termina ahí, hay que tener en cuenta que el precio máximo de la electricidad para hoy se registrará entre las 22 y las 23 horas, con un coste de 179,85 euros. Es decir que fue más caro que ayer, cuando marcó 169,12 euros. Por su parte, el mejor momento para poner en marcha los electrodomésticos en casa se dará entre las 16 y las 18 horas, franja en la que el precio del pool será de 129,5 euros, 9 por encima de lo que se registró ayer. Sólo nos podremos refrescar después de comer y antes de la merienda, todo lo demás está en niveles inasumibles.

 

Como verán esa solo es una muestra porque todo sube, aunque el Gobierno ponga remedio para frenar estos incrementos. En las gasolinas subvenciona con 20 céntimos cada litro de los que ponemos en nuestros depósitos, pero lo que trasciende es que la subida ya se ha tragado esa ayuda gubernamental. No se la ha tragado, lo que pasa es que las distribuidoras de combustibles siguen subiendo el precio, a pesar de que la materia prima, el barril de petróleo, está en niveles similares a los de 2008. Esto es casi inexplicable, ya que si baja el precio del barril de petróleo debería bajar el de los combustibles. Lo que pasa es que hay otros factores que influyen en la ecuación, como el coste de producción o los impuestos.

 

¿Se dan cuenta de por dónde voy? En el coste de venta al público se incluyen tanto la extracción del petróleo como su refino y transformación en diésel o gasolina, y la posterior distribución a las estaciones de servicio, cuyos costes también influyen en el precio final de los combustibles. Pese a que hay que tener en cuenta factores como el aumento de costes en las distintas fases de extracción, transformación y distribución del petróleo y la variación del tipo de cambio, también hay que observar los beneficios de las empresas y su influencia en el precio de la gasolina.

 

Pero es que en el mercado petrolero hay una gran concentración de compañías, lo que ha generado una “competencia oligopolista” o, dicho de otro modo: que son pocos y sin ponerse de acuerdo en subir, todos incrementan el precio porque les interesa a todos a la vez. Por esa razón, estas empresas tienen más poder de mercado y pueden influir sobre el precio. Por eso se producen estas alzas, y los consumidores a tragar y a pagar y el Gobierno nos ayuda, pero a ellos, a los distribuidores, les da igual.

 

Lo mismo pasa con los productos agrícolas. Vamos a hacer la compra y nos encontramos que todo está más caro. Leemos los periódicos y vemos las protestas de las gentes que cultivan los campos o de los ganaderos que dicen que los que le pagan por la leche o por productos que elaboran con sus animales no les compensan, pero a nosotros nos ha subido todo. Vamos a ver qué pasa. Según la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, son los intermediarios los que han elevado el precio de las frutas al consumidor, mientras que los que cultivan la tierra siguen sin cubrir costes. Según unas recientes declaraciones dicen que hay especulación y abusos por parte de los intermediarios.

 

Los agricultores le sugieren al Gobierno y a las Comunidades Autónomas, que endurezcan los controles y hagan cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria, la norma que establece que la industria alimentaria debe pagar un precio a los agricultores y ganaderos que cubra el coste de los productos. ¿Para qué nos sirve una norma que nadie cumple?

 

Pero hay más. La Unión de Pequeños Agricultores cree que detrás de estos movimientos de encarecimiento de precios en destino, sin reflejo en el origen, hay movimientos especulativos que buscan enriquecerse aprovechando la espiral inflacionista y por eso exigen a los intermediarios y a las cadenas de distribución con las que colaboran, que depongan esta actitud, paguen un precio justo a los agricultores y apliquen un margen equitativo para que los consumidores tengan más fácil acceder a alimentos frescos, “los más nutritivos y necesarios.” ¿Se da cuenta que siempre somos los paganinis los que terminamos abonando estas facturas?

 

Pero claro, estamos inmersos en otros debates. Nuestra sociedad se ha politizado con tanta red social y las discusiones nos llevan a especular con la noticia de los sillones de sus señorías, con los cuadros de un salón de plenos en el que casi nadie se fija, en el número que hace una romería o en el pleito de si las reuniones de unos mandatarios se celebran en esta isla o en aquella.

 

No digo que estos temas no sean importantes, líbreme dios de ello, pero lo que les digo es que, en los otros asuntos, en los que de verdad nos va la vida y el futuro, no nos encontramos con una discusión ciudadana tan importante. Nos afecta la subida de la luz, de los carburantes, de los productos de consumo, y un largo etcétera, pero lo que discutimos en el día a día son los otros asuntos, estos que he nombrado en el párrafo anterior. ¿Quién maneja los hilos del debate?

 

Es muy difícil saberlo, pero estamos llenos de informaciones que desplazan los grandes asuntos que nos afectan al bolsillo. Hay especialistas que lo hacen a las mil maravillas. Nos motivan en las redes sociales y entramos al trapo de cualquier cosa, por lo que les decía antes, porque somos una sociedad politizada en la que lo mismo se habla del positivo que ha dado la reina o de cómo ha crecido la princesa Leonor antes que ocuparnos de lo que nos cuesta vivir.

 

Los agoreros pronosticaban el gran paro que se iba a producir con la subida del salario mínimo profesional y sin embargo las estadísticas de empleo nos cuentan que cada vez se crean más puestos de trabajo. Cáritas nos alertaba esta semana del incremento de personas en el umbral de la pobreza, pero este fin de semana y el pasado todos los barcos que surcan el Archipiélago estaban llenos y no había pasajes. No cabía ni una persona más. Nunca habíamos pensado que un barco podía colgar el “no hay billetes” y lo han hecho en varias ocasiones.

 

Lo cierto es que no ganamos lo suficiente para mantenernos, pero estamos más pendientes de otras cosas que de lo fundamental. Los poderosos siguen teniendo para todo, incluso para distraernos con debates espurios. Debatimos y damos lo que hoy se llama “zasca” sin que nos importe que nos vamos a llevar a la boca. Incluso hay quien lanza la posibilidad de que el debate sea sobre si se hizo bien o no la transición española de 1979 en adelante. Y eso lo dice el grupo político que entonces era el brazo armado de una organización terrorista que nos traía a todos en vilo. Pero sobre eso no discutimos ni nos importa.

 

En fin, que otra vez he escrito de lo que pasa en la vida y no con la vida, que no deberían ser cosas tan diferentes. Lo que pasa es que repasando Monólogos anteriores parece que me repito. Pero es que esto es lo que hay, aunque prometo no tocar este tema en los próximos. De verdad, es que me da rabia que nos traten de desviar del tema principal.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 9 de julio de 2022.

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