EL MONÓLOGO / 146
Dinero público en Fitur

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Por Pepe Moreno *

 

 

Esta semana nos han tupido a declaraciones, tertulias, conexiones, datos y valoraciones sobre lo que significa en nuestra economía todo el relacionado con la industria del turismo en las islas. Todo el mundo parecía estar allí, en Madrid, se dieron cita periodistas y políticos, técnicos, especialistas y un largo sin fin de gentes que durante días nos han estado asaetando con eso de los que vienen a pasarlo bien. Me estoy refiriendo a lo que esta semana hemos tenido que ver, oír y soportar en todos los medios de comunicación desde la Feria Internacional de Turismo, o lo que es lo mismo, Fitur 2023. La primera muestra que se celebra sin las restricciones que nos impuso la COVID-19 desde el 2020 y que impidió incluso que nos planteáramos si íbamos a tener turistas después de la pandemia.

 

Han sido días en los que los políticos y hoteleros han cogido las antenas de las radios y ha dicho eso de “esto es mío”. Los cargos públicos, ya sean por la fuerza de los votos o por la designación digital de alguien en el poder, han estado todos estos días, incluso lo estarán aún en la próxima semana, en casi todos los programas “vendiendo” lo bien que lo hacen para con los visitantes, prometiendo palacios de congresos, si no los tienen en sus municipios, o reuniones de gremios que han apalabrado con su presencia en esta feria. Nos lo cuentan porque estamos en tiempo electoral y quieren quedar bien y ver si de esta manera arañan algún voto.

 

Porque ese es el tiempo en el que ya estamos, el de las elecciones, y, por tanto, ellos se dan el gusto de unos espacios pagados, en prensa, radio, televisión o sitios digitales, para poder decir lo que se quiera. Con entrevistas amables, en las que nadie les lleve la contraria y en las que puedan colocar desde un spot sobre la Semana Santa, para la que aún falta más de dos meses, o las fiestas patronales que, de esta manera, difundiéndolas en los medios de comunicación, alcanzarán una proyección que de otra manera no tendrían.

 

Este año la presencia de muchos alcaldes, concejales, técnicos municipales, presidentes de cabildos, consejeros, expertos del marketing y un largo etcétera de gentes que viajaban, se alojaban, comían y transitaban con cargo al dinero público ha sido, o al menos a mí me lo ha parecido, más que nunca y es que el mes de mayo electoral está muy cerca y hay que transmitir la idea de que se trabaja mucho en beneficio de los que escuchan, de los que leen o de los que ven la televisión en el formato que sea.

 

Es más, además de eso se ha desarrollado en los últimos tiempos un derivado del periodista o del comunicador que está muy cercano a los vendedores de crecepelo. Gentes que se van hasta Madrid, pertrechados de todo el material audiovisual que pueda y que ha convencido a una serie de personajes públicos para grabarles declaraciones que solo ven ellos y alguno más y que reinventan aquello que se denomina la “entrevista de salón”, la que se hacía sin repreguntas engorrosas, las que se deja que se diga lo que se quiera y la que realmente no dice nada.

 

Los cargos públicos no van a Fitur para que el canario viaje más, sino para que vengan por aquí todos los que puedan desde fuera, pero lo publicitan en los medios de aquí, como si tuvieran que justificar el tiempo y el esfuerzo que realizan en el pabellón de Canarias en IFEMA, que es el lugar en el que se lleva a cabo la feria.

 

No digo que no trabajen, que lo hacen, y yo lo he visto, que también he estado en esa fauna, pero lo que no es de recibo es lo que se gastan en que aquí se sepa todo lo que hacen en la feria. Todos esos personajes presentan cosas con el fin de atraer a toda la gente que pueda a su término municipal. Hacen que los folletos sean un reclamo en medio de un mostrador en el que se reparten los escasos cinco metros, presentan apps que son como rompecabezas con todo lo que se ofrece en el municipio. He oído a alcaldes que no tienen ni una bombilla de led hablar de sostenibilidad y a concejales, que sus fiestas se resumen a una romería en la que los de aquí vamos buscando un vaso de vino, publicitarla como reclamo singular de tipismo y folclore, que está bien, pero que uno no ve a un extranjero corriendo detrás de una carreta para que le den una bolsa de cotufas.

 

Siempre he tenido la teoría de que pisar el pabellón 9 de la feria, que es donde se ubica el stand de Canarias, es sinónimo de hablar de turismo. Todos los que llegan por allí hablan de lo mismo, de que hay que hacer lo posible por traer más gentes. Los presidentes de Cabildos se reúnen allí, en unas mesas precarias, con los mandamases de las líneas aéreas para que pongan más aviones con destino a las islas y si para eso hay que pagarles un poco, pues se les paga, que ya veremos cuando pase mayo quien está en esas instituciones. Prefieren el estilo espartano de un sitio como ese, a la vista de todos, a la inmensidad de un despacho con sillones de cuero y estupendas vistas para los encuentros entre tour operadores y cargos públicos. Cosas de la feria.

 

Cuando estábamos en la pandemia, confinados por un virus del que sólo sabíamos que mataba y que venía de China, que el turismo era posible que cambiara de forma y manera, que ya no se iba a viajar en masa, que los visitantes no se alojarían en hoteles y que había que reinventarse. Nada de eso. Hemos vuelto a contar viajeros y nos acaban de decir que han venido más de 16 millones, que estamos en las cifras de la prepandemia y que el número de plazas aéreas son muy similares a las que teníamos antes del 2020. Nos cuentan que el gasto turístico ha subido, sin entrar en que los precios hoteleros están ahora más caros, porque se ha encarecido el suministro eléctrico o que los proveedores de productos también tienen que cobrar más les cobran más por todo, por los piensos, por los insumos, y por mantenerlo todo en la legalidad, que esa parte también tiene un precio. No importa nada de esto, solo se transmiten que los que nos visitan se gastan más.

 

Estos días la radio se ha vestido solo de políticos de todo signo y procedencia para decir lo mismo de siempre, que Canarias es una potencia mundial- uno de esos políticos que no sabe ni lo que dice llega a afirmar que su isla está ya en el mapa y es conocida en todo “el mundo mundial”- y que las sensaciones de seguir viniendo son muy positivas. Como ya dije en estos días han estado en las antenas todos, desde el ámbito del Gobierno Autónomo, los cabildos, los ayuntamientos, responsables de patronatos y sociedades públicas turísticas, a los asesores de todo tipo y que se encargan de cualquier cosa.

 

Sus declaraciones siempre han girado sobre los mismos argumentos, es decir, el seguimiento extraordinario que han tenido, cuantas acciones han llevado a cabo, las reuniones que se realizaban en el stand de Canarias, y la cantidad de gente que se ha interesado por lo que han presentado. ¿Ustedes se dan cuenta que es como una explicación no solicitada sobre en qué se han gastado el dinero público? Es como si intentaran justificar su presencia y la de los suyos en un sitio que deberían ocupar los profesionales y no cualquiera de los cargos que han ido para allá.

 

Se gastan millones de dinero público en un espacio que deberían costear, fundamentalmente, la parte privada que es quien se beneficia de que vengan los turistas, que son los que pagan sus facturas. Tenemos el mayor porcentaje de pobreza de todo el país, es aquí donde se pagan los sueldos más bajos y tenemos el mayor dato de desempleados, pero vivimos del turismo. Si lo unimos todo, ¿qué conclusiones sacamos? Yo no digo nada, son ustedes los que están llegando a esas conclusiones.

 

Somos una tierra de buena gente, que nos conformamos y que nos dejamos llevar. Criticamos en función de lo que vemos o nos cuentan, pero pocos en esta tierra sacan sus conclusiones, porque si fuera así, otro gallo nos cantaría y otra gente nos estaría representando. Durante estos días hemos visto y oído como nos comen la oreja. Cargos públicos que hablan y que en sus respuestas lo engarzan todo, los logros con los deseos de lo que van a hacer. Hablan mucho de lo que están haciendo y prometen más para los próximos tiempos en un anhelo de que nadie se dé cuenta de lo poco que han hecho durante su mandato.

 

La cuestión de la dependencia, por ejemplo, es una piedra de toque a tener en cuenta. Mucho ha hecho el actual gobierno para que tengamos casi 8.000 personas reconocidas en este ámbito, pero claro, ¿de dónde partíamos? ¿qué se había hecho con anterioridad? Desde la época de Inés Rojas esto era un erial en este asunto. Intentó mejorarse algo con Patricia Hernández en la Consejería de Asuntos Sociales, pero solo duró un año en ese departamento y en ese tiempo poco se pudo hacer.

 

Pero hoy no les hablo de eso, sino de la cantidad de ilustres e ilustrísimos que se fueron para Madrid y que desde allí pagaron para que aquí nos enteráramos de lo que hacían. De la inauguración de un panel informativo en una parada perdida del metro por parte de autoridades municipales del sur de Tenerife, publicitando su foto con el dedo para arriba a la presencia del alcalde de La Laguna y parte de su séquito en una plaza madrileña donde en una tele gigantesca mostraba un anuncio de la semana santa, dentro de un carrusel de spots de variado contenido propagandístico.

 

Ya no hacen la fiesta de Canarias, que era un dinero perdido, ni hacen galas de presentación, a las que acudían los medios canarios nada más y en las que los nacionales solo iban si ponían perras en anuncios. Aun así, me cuentan que lo de este año ha sido mucho, en cuanto a presencia de políticos y que en los próximos meses será aún peor. Ya me estoy imaginando las reservas que algunos estará haciendo para la ITB de Berlín, aunque allí no será lo mismo porque no manejaran el idioma y porque hace mucho frío.

 

El Parlamento de Canarias cerrará a finales de febrero, adelantarán el debate sobre el estado de Canarias, los candidatos nos mirarán desde las vallas y los mensajes irán envueltos todos en ese papel de la promesa. Nos dirán lo bueno que son ellos y señalarán a los demás como los malos. Veremos infografías que dicen que nos mejorarán la vida pero que cuando pasen del papel a la realidad se habrán quedado pequeñas. Y desempolvarán todos los proyectos para engatusarnos con lo que podría ser un futuro idílico en nuevas vías de comunicaciones.

 

Por eso han ido todos a Fitur, por eso han hablado en todas las radios, televisiones, han salido en la prensa y se han expresado en los medios digitales, para que sepamos que su esfuerzo siempre es el máximo, aunque tenga que irse a Madrid a pasar frío, aunque se acueste con los pies molidos, aunque nadie crea que no tenía necesidad ninguna de todas esas cosas.

 

No quito que alguno podría estar en tan importante cita con el turismo y que el Gobierno tiene su obligación, lo mismo que los Cabildos que cada uno cuida su parcela, pero no se puede decir lo mismo de tanto cargo municipal, ni Patronato ni técnico institucional. ¿Alguien le podrá explicar a toda esa gente que se podía haber ahorrado el dispendio?

 

Mientras aquí seguimos con los mismos problemas de siempre y sin que tengan tanto seguimiento ni presencia de políticos. Me gustaría saber la suma de todas las facturas de los que fueron a la feria. Esa sí que sería una cifra mareante, ¿no creen?

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

Islas Canarias, 21 de enero de 2023.

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