EL MONÓLOGO / 194
Nochebuena de adiós y de seguir

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Por Pepe Moreno *

 

 

Este es el día previo de la Nochebuena, por lo tanto, no estaría bien que me metiera con alguien. No me tocó la lotería de ayer. Estuve mirando los números y de momento quedo para los rascados. Son días en los que todos nos deseamos lo mejor, son jornadas en las que hemos hasta decorado nuestras casas y nos hemos impregnado de un espíritu positivista del que nadie puede huir, a pesar de que nos encontramos cada vez a más gente que dice que le molesta este tipo de actitud.

 

He oído a algunas personas que dice que este tiempo, y todo lo que conlleva, les pone triste. Una cualidad que tiene mucho que ver con las modernidades y con las modas. Antes, cuando teníamos escasez, estas cosas no pasaban ni se decían. Pero claro, ahora queda muy bien decir eso de que “estas fechas me deprimen”, eso es casi un uso muy de redes sociales y de querer salirse de la norma escrita.

 

Ayer me despedí de mis compañeros de la Cope en Canarias. Otra etapa que cierro. Antes fue la televisión, en el programa de la tarde, de tan buenos recuerdos, y ya les conté lo bien que lo pasé con la oportunidad que me dio Santiago Falcón y todo su equipo. Cerré aquel momento y ahora ha sido Cope Canarias.

 

Han sido tres años en los que he compartido micrófono y vivencias con Mayer Trujillo, Jaime Pérez Llombet, Manuel Sánchez, David Morales, José Cristóbal García, Leopoldo Fernández, María Luisa Arozarena, Silvia o Rosa. Sin embargo, especialmente se ha creado un vínculo con Mayer y con Jaime de difícil disolución. He trabajado con dos de las personas que en el pasado conformaron una competencia y que, cada uno en su emisora, hacían que las mañanas fueran más competitivas.

 

Nunca pensé que el destino nos podría unir, aunque siempre albergué la posibilidad de que nos juntáramos. Con Mayer pensé que algún día podríamos compartir espacio, tiempo y micrófono en un tándem que hacía que las cosas fueran como al final han sido: preguntando a los protagonistas qué los había llevado a hacer esas cosas. Persona que, a pesar de su juventud, es rocosa cuando pregunta y si no se queda satisfecho, repregunta, interrumpe con educación, quiere contar qué es lo que pasa y si hay algo más que pueda saber y su audiencia lo comparte.

 

Con Jaime siempre supe que era imbatible porque su saber estar, su precisión de cómo hacer las cosas, su forma de presentarlas, su manera de escribir y su educación hacen de él a alguien difícil de superar. Con ambos he tenido la química necesaria para no desentonar.

 

A lo largo de los últimos tres años he visto que siempre han sabido cómo tocar la fibra sensible de los oyentes y nuestra bandera, por encima de otras cosas, ha sido la verdad de todo aquello que tocábamos en los programas. Hemos pasado por un tiempo de hacer la radio desde fuera, tanto en pandemia como en la erupción volcánica de La Palma.

 

Hemos sabido adaptarnos a las circunstancias y hemos sobrevivido a las pruebas que nos ponían las distintas condiciones que nos ponía la vida. Aprendí lo que significa el término “teletrabajar” y lo hicimos en el 2020 y parte del 2021. Hablar con mascarilla, someternos a la tiranía de una enfermedad y unos contagios de los que no sabíamos nada y de imponernos por encima de las circunstancias.

 

En la primera temporada compartí micrófono con Manuel Sánchez, un empresario que veía la vida de otra manera, que supo no morderse la lengua cuando oía a alguien resbalar antes lo decía y que se echaba las manos a la cabeza cuando escuchaba algunas cosas. Con él supe de vicisitudes que nunca me había planteado y supe de maneras de vivir diferentes de las que hasta ese entonces sabía. Con David Morales supe que la vida no se reduce a saber de turismo, ni de política, ni de otras tantas cuestiones porque supo, siempre, ver el lado crítico de cada una de las historias que contábamos.

 

Han sido tres años en los que he aprendido tanto que hoy sería largo y prolijo relatarlas en un escrito como este. Les estoy muy agradecido, tanto a ellos como a la audiencia de la Cope. Hoy miro para atrás y me doy cuenta la inmensa suerte que he tenido al compartir el micrófono. Nos hemos puesto serios, cuando la ocasión lo ha requerido así, y nos hemos echado unas risas cuando el tema lo pretendía o cuando le queríamos quitar hierro a situaciones embarazosas. Hemos sido capaces de que los oyentes se quedaran petrificados en el sitio, para no perderse lo que se decía, y hemos logrado que una parte de la población nos buscara cada mañana para saber qué pasaba.

 

Ayer nos despedíamos en antena. Uno porque no puede seguir, otro porque acomete cosas nuevas en su vida profesional y el tercero porque no sabía qué es lo que estaba pasando. Hemos hablado después, y aunque el que rompió el hielo de las despedidas fui yo, a ellos les sirvió para abrirse y decir lo que pensaban del momento. Hoy no nos arrepentimos de nada y como decía aquel viejo aserto “a lo hecho, pecho” y pare usted de contar.

 

Se ha cerrado otra etapa y no sabemos si el equipo se ha roto o solo es un paréntesis de lo que puede venir. Lo que sí sabemos es que ha sido una experiencia inolvidable de la que extraeremos las conclusiones necesarias para aplicarlas en otras circunstancias. No lo olvidaré nunca y me quedo con todo lo positivo que ha tenido a lo largo de este tiempo. Todos han dejado su huella en lo que hagamos y si no es así, que nos reunamos de nuevo, servirá de vivencias para tener en cuenta.

 

Juan Narbona, el director, lo ha vivido de otra manera. Él ha luchado hasta que las fuerzas le han podido. Lo mismo que Ángel Yanes, el responsable comercial, que siempre ha estado al lado de las cosas hechas con sentimiento. Ambos han hecho lo que han podido, pero se han impuesto otros acontecimientos y sobre todo la forma de hacer de los de fuera que nunca comprenderán eso que se llama la idiosincrasia canaria, que tiene más que ver con nuestras cosas que con las generalidades. Y el que lo quiera coger, que lo coja.

 

En fin, que ayer se puso el colofón de una etapa en la que conocíamos el principio, pero no cómo iba a terminar. Decía mi padre, en una frase que creo que no era suya, eso de “lo que sucede, conviene” y lo que pasó ayer era lo que estaba previsto. Dormí mal la noche anterior y le estuve dando vueltas a la forma de decirlo para no herir susceptibilidades. Como Máyer nos daba libertad absoluta para expresarnos, llegué a la conclusión de que lo mejor era decirlo en la sección de “la imagen del día” que esta temporada narraba.

 

Dije que la fotografía estaba en el tiroteo de la Universidad de Praga, las que nos habían dejado el almuerzo de la patronal de Gran Canaria, las lluvias y los sacos de tierra de Lanzarote, la firma del acuerdo de Gobierno en el Ayuntamiento de La Laguna y la que dábamos los tres que ese día estábamos en el programa y que sería la última del año en curso. Este postrero asunto me sirvió para despedirme y que los demás tuvieran el chance necesario para despedirse también.

 

Si fue una sorpresa, no lo transmitieron, supieron unirse a ese momento y expresar lo que sentían. Quizás los más sorprendidos fueron los oyentes que desde ese momento mandaron mensajes mostrando sus sentimientos ante el anuncio. Los hubo que aún se preguntaron si aquello sonaba a despedida. Y lo era. Al menos por mi parte y más tarde supe que Máyer Trujillo también se despedía de su audiencia, porque en breve comenzará una nueva andadura profesional.

 

Hoy en día la radio tiene un alto índice de penetración. Un reciente estudio, realizado entre el 18 de octubre y el 16 de noviembre, con una muestra de 27.433 entrevistas, revelaba que el medio que más confianza produce a los españoles es la radio, ya que un 55,5 % de los encuestados afirma que tienen «mucha o bastante» en este medio. Le sigue, con un 53,2 %, la prensa; la televisión, con un 41,2 %, y las redes sociales, con un 15 %.

 

Para que se hagan una idea, un 56,5 % de los encuestados asegura escuchar la emisora de radio que ellos prefieren «todos o casi todos los días», un 19,8 % «cuatro o cinco días por semana» y un 13,9 % «dos o tres veces por semana». Sobre la confianza que tienen los españoles en las noticias de la radio, el 89,8 % afirma que «mucha o bastante» y un 6,9 % «poca o nada».

 

En las distintas cadenas de radio hay programas de tertulias donde se comentan las noticias de actualidad y especialmente las políticas. Un 21,5 % de los que sintonizan normalmente con la radio las escucha habitualmente, un 37,8 % siempre que puede y un 32,9 % nunca.

 

La radio, en líneas generales, registra un dato de seguimiento, por parte de la ciudadanía, del 54,3 %, lo que demuestra un ascenso del 0,2 % en comparación con la anterior oleada (54,1 %). En total, 22,6 millones de personas escuchan la radio cada día en nuestro país. De ahí podemos afirmar que la lista de medios radiofónicos generalistas es similar al de otras ediciones y, en este sentido, Ser, Cope y Onda Cero continúan como las emisoras más escuchadas en nuestro país. Según AIMC, 12,3 millones de personas escuchan la radio generalista en España.

 

Aun así, nos podríamos preguntar si estamos bien informados. Un asunto que debería preocuparnos a fondo porque hoy casi todo el mundo se informa por otros canales que no son los habituales. La prensa, la de los papeles, ha caído casi un 60 %, en referencia a lo que tenía, por ejemplo, antes de la pandemia. El periódico El País, un referente en eso de las noticias, hoy tira la misma cantidad que tenía nuestro periódico El Día para la provincia de Santa Cruz de Tenerife hace una década y no les hablo de los otros porque son cantidades ínfimas.

 

Hoy el teléfono móvil es la principal fuente de noticias para el 70 % de los internautas y se valora más la transparencia que la objetividad. Los jóvenes están al día gracias a las redes sociales. Buscan solo las noticias que les interesan y se quejan de que los medios no recogen sus preocupaciones porque las informaciones de los medios tradicionales les resultaban confusas. ¿No deberían, los responsables de esos medios, hacer una reflexión y buscar cómo presentarlas para hacerlas más comprensibles?

 

Nada de eso, prefieren seguir adelante con su modelo y dejan a ciertas plataformas adaptarlas. Con profesionales que ni son periodistas, ni se les acercan, pero que hacen un trabajo para amoldar ese lenguaje más cercano a los jóvenes. En una reciente estadística se decía que, hoy en día, el 70 % de los contenidos que se publican en los medios están generados por las agencias de comunicación.

 

Por eso no entiendo que vengan de fuera a decirnos lo que se tiene que hacer con eso de la información y menos aún con una radio que habla de las cosas de las islas, que lleva en el apellido lo de Canarias y que hace lo indecible por masticar cuestiones que, a priori, son difíciles de comprender por nuestra ciudadanía.

 

Han sido años de compartir y de aprender mucho de los que han estado a nuestro lado en Cope Canarias. Yo sé que soy especial en algunas preguntas y que no suelo callarme, ni yo ni ninguno de mis compañeros, ante las respuestas de nuestros interlocutores, y que hoy celebrarán que haya terminado esta etapa. Sin embargo, les advierto que la semilla ya está puesta y que no pienso claudicar ni mis compañeros pasar de una clase de respuestas de salón de nuestra clase política o empresarial.

 

Además, sigo en Radio Marca con Iván Bonales, Juan Manuel Bethencourt y Santiago Negrín, donde cada uno sabe lo que tiene que hacer o decir, preguntando u opinando de todos los temas de actualidad. Y más cosas que se vienen en el futuro, pero de eso les hablaré en otra ocasión.

 

De momento solo puedo decirles eso de gracias a todos por esta experiencia y feliz Nochebuena y Navidad.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias,23 de diciembre de 2023

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