EL MONÓLOGO / 195
En la Nochevieja con un año casi para olvidar

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Por Pepe Moreno *

 

 

Se nos acaba el año, como el que no quiere la cosa, un 2023 que ha estado plagado de nuevas y viejas cosas, que nos ha hecho pensar y sobre todo que lo contamos como una experiencia más en nuestras vidas. El año que concluye se llevó a mucha gente que conocíamos y que nos dejó su legado. Fue el año en el que cambiamos de una mayoría a otra, en el ámbito autonómico. Que nos vimos en las urnas dos veces y que no sabíamos qué escoger entre el ramillete de opciones que nos encontramos.

 

Primero fuimos a las elecciones regionales, insulares y municipales y luego, a la vista de los resultados, nos volvieron a convocar, casi con las vacaciones programadas, para ver hasta donde confiábamos en los que estaban o le dábamos una oportunidad a los que venían o depositábamos ese voto en los que se presentaban como los que tienen la esencia canaria como bandera. 2023 ha estado marcado por las crisis migratorias, la continuación de la guerra entre Rusia y Ucrania, la reactivación del conflicto entre Israel y Hamás y diferentes procesos electorales en España y Latinoamérica.

 

Han sido días difíciles en los que no sabíamos qué iba a pasar. En las elecciones locales nos debatíamos entre la solvencia de un dirigente autonómico como Ángel Víctor Torres, que parecía que podía ganar, y el hacer de un Fernando Clavijo, que había sido presidente entre 2015 y 2019, pero que tuvo que irse como senador por la Comunidad Autónoma para que los tribunales lo vieran de otra forma.

 

No poder pactar con la izquierda hizo proclive a que saliera una nueva mayoría y que ahora, con un gobierno de CC-PP y los gomeros y herreños como apéndices, lograra la investidura de Clavijo y de un gabinete en el que también está el PP de Manuel Domínguez como vicepresidente y algunas consejerías. Los gomeros están en el segundo escalón y los de AHI vigilando que su isla no sea discriminada en ninguno de los apartados.

 

A la opción socialista le faltó que Román Rodríguez, el líder de Nueva Canarias, estuviera en el Parlamento y que el fracaso de Podemos, al no sentar a nadie en la Cámara Regional, propiciara que la opción de la reedición del Pacto de las Flores fuera casi imposible. No fue solo en Canarias.

 

Así fue como Clavijo y los suyos llegaron a las instancias canarias. Lo lograron con una alianza en la que están más presentes las actitudes personales que las de una ciudadanía ávida de que les gobiernen pensando en la generalidad. Prometieron que bajarían impuestos y no lo han hecho en la amplitud de la palabra. Es cierto que rebajaron el Impuesto de Sucesiones, pero ¿quién recibe un patrimonio superior a los 300.000 euros como estaba homologado hasta entonces? Casi nadie, como dicen las estadísticas. No bajaron el IGIC, como habían prometido, con la excusa de que el Gobierno Central no decía cuanto traspasaría y que la cuenta de la deuda no terminaba de saberse. Lo que nos vino casi a decir que “una cosa es predicar y otra dar trigo”.

 

Podríamos decir que en las municipales y autonómicas, se concentró todo el rechazo al Gobierno y los ciudadanos castigaron a Sánchez retirando el apoyo a los dos partidos que formaban la coalición, es decir, al PSOE y a Unidas Podemos. Alcaldes y presidentes autonómicos socialistas pagaron en sus carnes el desgaste por la ley del “solo sí es sí” y de la reforma de los delitos de sedición y malversación para ayudar a los independentistas catalanes. Así fue como cayeron destacados barones socialistas, entre los que estaba Ángel Víctor Torres.

 

El lema que estaba en todas partes era el de “derogar el sanchismo”. La mañana posterior al recuento electoral y una vez constatada la catástrofe del PSOE, fue cuando nos convocaron para el 23 de julio otra vez a votar, en un panorama en el que parecía que el poder socialista tenía los días contados. El PP, y sobre todo Núñez Feijóo, acariciaban la Moncloa. Sin embargo, Pedro Sánchez renació de las cenizas, visitó todos los platos televisivos en los que les invitaban, todos los estudios de radio que pudo e impidió que la derecha y la extrema derecha sumaran los 176 votos necesarios para gobernar.

 

Ese fue el mensaje de esa campaña, la unión entre el PP y VOX que nos traería un retroceso en las libertades alcanzadas hasta ese momento. La verdad es que los dos partidos de la derecha española tampoco se esforzaron en decir lo contrario. Nunca habló Pedro Sánchez que se podría juntar con ERC, Junts, Bildu, PNV y BNG y que para lograr su investidura propiciaría una ley de amnistía que molesta a más de uno y así poder armar un nuevo Gobierno de coalición, esta vez con Sumar en vez de Podemos.

 

Porque luego, ese partido, que primigeniamente estuvo liderado por Pablo Iglesias y luego por Ione Belarra, salió del Gobierno, por imposiciones de socialistas y por la propia coalición de Sumar, liderada por Yolanda Díaz. Hemos asistido a la marcha de los cinco diputados de Podemos, al grupo mixto y a un discurso mucho más reivindicativo, sobre todo con sus figuras a quien le han buscado destino.

 

Ya hemos sabido que Irene Montero, la que era pareja del propio Iglesias, encabezará la lista de ese partido en las elecciones europeas. ¿Saben lo que gana un eurodiputado? Todos los diputados al Parlamento Europeo perciben la misma asignación. Así lo establece el Estatuto único, en vigor desde julio de 2009. La cuantía, actualizada para este año 2023, asciende a 9.975,42 euros brutos al mes. Sin embargo, como establece el Parlamento Europeo en su web, este salario está sujeto a un impuesto de la Unión Europea y al pago de una cotización a un seguro de accidentes; lo que deja en 7.776,06 euros netos.

 

Además, la mayoría de los eurodiputados también tienen que pagar un impuesto nacional a su país de origen. Por lo que, dependiendo de la normativa fiscal de cada país, esta cifra puede variar. En España, tal y como informó elDiario.es, los eurodiputados están obligados a pagar el IRPF por su sueldo del Parlamento Europeo, lo que podría dejar el sueldo mensual en 6.825 euros.

 

Eso durante el próximo lustro, al que hay que sumar las dietas por estancias en las sedes del Parlamento (Bruselas y Estrasburgo), de 320 euros diarios, y las asociadas a destinos fuera de la Unión, de 160 euros al día. Además, los políticos percibirán al mes una retribución para gastos por su actividad parlamentaria, como alquileres de locales, facturas de teléfono y organización de conferencias y eventos, estos de 4.513 euros mensuales, según datos de la página del Parlamento Europeo. ¿Podrá pagar con ello la exministra Irene Montero la hipoteca del chalé de Galapagar, o lo han vendido ya?

 

Lo mismo que fue el año del “caso Mediador”, en el mes de febrero de este año 2023 y que tanto daño hizo al PSOE. Dicen que lo sacaron a relucir por apenas 2.500 euros y que cayeron altas instancias del PSOE, con un diputado, Bernardo Fuentes, su sobrino, Taishet Fuentes, que era el director general de Ganadería, en sustitución de su tío cuando fue al Congreso de los Diputados a sustituir a Elena Máñez, nombrada consejera de Economía en el Gobierno de Ángel Víctor Torres. ¿Cómo puede alguien del Gobierno recomendar a su sobrino para que lo sustituya y no levante sospechas? ¿Escogemos a los mejores o son cosas de las cuotas y el partido? Hoy incluso la quesería del exdiputado consigue premios por sus labores. ¡Qué cosas!

 

No obstante, volvamos a la historia de lo que hemos vivido en 2023 y aquella pirueta política de Sánchez, que se lanzó al vacío el 23 de julio.

 

Se habló de fin de ciclo del Gobierno de coalición, se publicaron crónicas sobre el futuro del PSOE sin Sánchez y se especuló sobre quiénes serían los ministros del primer Gobierno de Feijóo. Por el contrario, aquella campaña electoral se mezcló con la constitución de Gobiernos autonómicos y ayuntamientos y el PP se precipitó pactando con VOX allá donde era posible para alcanzar el poder. Se lanzaron desde la derecha mensajes que tenían que ver con la violencia machista, el negacionismo ecológico o el recorte de las competencias autonómicas.

 

Al poco de iniciar su andadura, el actual pacto de Gobierno en Canarias, el de CC y el PP, con gomeros y herreños, vinieron los devastadores incendios de La Palma y Tenerife. En el primero obligó a que parte de los miembros del Ejecutivo tomaran posesión en ceremonias en las que la tecnología actual tuvo más que ver que los propios sentimientos de los elegidos. ¿Y creen que se han cumplido todas las promesas que se hicieron? Muchas de ellas siguen en el limbo, otras no han podido porque la burocracia va, por un lado, y las necesidades, por otro. Hubo fuegos en La Palma y en Tenerife. En esta última isla arrasaron con miles de colmenas de abejas que aún no han recibido nada de lo prometido.

 

El Cabildo convocó una reunión para impulsar una línea específica de apoyo a la apicultura y así minimizar sus consecuencias, pero poco se ha hecho en este sentido. Los apicultores siguen esperando esa línea de subvenciones que se otorgarían para cubrir los gastos relacionados con la adquisición de nuevos enjambres y de alimentos complementarios y específicos. Bien es cierto que el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias estaban trabajando para garantizar que estas ayudas llegaran de manera efectiva, pero de momento, para la gran mayoría se ha quedado en un enunciado.

 

En cambio, esa historia, que está bien que recordemos para saber de dónde venimos, la saben ya ustedes, queridos lectores. Porque después vino la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo y la de Pedro Sánchez, que nos sorprendió a todos con la ley de amnistía porque necesitaba los votos de Junts y de ERC, acercó presos y pactó que EH-BILDU les ayudara a cambio de algunas alcaldías en el País Vasco y en Navarra. Los dividió a todos con esa ley en la que se tapaba los incumplimientos a la Constitución por parte de una serie de dirigentes catalanes y se condonaba parte de esa deuda millonaria que han acumulado en la Generalitat. Un asunto que aún colea.

 

Son días en los que nos acordamos de aquellos que ya no están con nosotros, que les echamos de menos y que afloran más sentimientos que en otras fechas. A lo largo del año que hoy termina se nos fueron gentes como Manolo Vieira, el humorista por antonomasia de Canarias. Nuestro paisano universal, que relataba como nadie las vivencias de las típicas familias de las islas, que hacía de sus monólogos, antes de que tuvieran vigencia, una suerte de chascarrillos que nos invitaba a ir al excusado y siguiéramos riendo en lo que aliviamos la vejiga. Se nos fue y lo de esta noche puede que sea el recordatorio de su marcha y de lo irreemplazable que es.

 

Lo mismo que se nos fue Jerónimo Saavedra, el segundo expresidente del Gobierno de Canarias que perdemos después de Adán Martín. Los periodistas Antonio Burgos y Miguel Ángel Gozalo, José María Carrascal, Lorenzo Díaz, —aquel que fue primer marido de otra inolvidable como Concha García-Campoy—, Carlos Pumares, Pepe Domingo Castaño —que lo hizo con el micrófono puesto, prácticamente—. La presentadora María Teresa Campos y Laura Valenzuela. El dibujante Francisco Ibáñez, las cantantes y actrices Carmen Sevilla, Concha Velasco, o la inapelable María Jiménez, o la incombustible Tina Turner, o la actriz Raquel Welch —el cuerpo, que se decía— el guionista Eduardo Ladrón de Guevara. También el empresario Fernández Tapias o el italiano Silvio Berlusconi, el escritor, pensador y comunicador Fernando Sánchez Dragó y algunos otros que me he ido dejando por el camino.

 

Todos ellos nos han ido impregnando de algo que se nos ha pegado a nuestro ser y, aunque no lo notemos, nos han dejado un pozo de cosas que hemos ido desgranando a lo largo de nuestras vidas. Son gentes con las que hemos crecido y que se han convertido en lo cotidiano. Nos hablaban o nos cantaban o los leíamos en nuestras casas y se convertían en personas propias de nuestro quehacer. Se fueron, lo mismo que hoy se acaba un año y otro vendrá.

 

Y hay dos conflictos en el mundo, que sepamos, porque hay otros de los que no se hacen eco en los medios de comunicación. Uno es el de Ucrania, que sigue vigente dos años después, según salíamos de la pandemia, y el otro en Israel con los gazatíes. En ambos están muriendo niños, jóvenes, adultos y mayores y parece que estamos viéndolos en la televisión o en los móviles como si se tratara de ficción. El dolor de los familiares no tiene parangón y estamos insensibles con todo ello.

 

No hay solución de continuidad. No nos levantaremos mañana de otro modo, ni la vida tendrá otro color porque amanezca el 2024. Todo seguirá igual y las penas y las alegrías serán las mismas que las de la noche anterior. Haremos los doce deseos con las uvas. Brindaremos con el espumoso que sea, nos pondremos los ridículos gorros de la Nochevieja. Cantaremos a pleno pulmón y veremos a los que nos rodean con ojos de esperanza de que el final del 2024 sea igual y que nos sigan acompañando todos ellos en la siguiente, y en la siguiente… y así hasta que Dios quiera.

 

Que el año que mañana se inicia lo traiga todo para ustedes, para los lectores de esas líneas que seguiremos haciendo, mientras me dejen hacerlo.

 

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

Islas Canarias, 30 de diciembre de 2023

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