EL MONÓLOGO Nº019
Lo que está por empeorar…, empeora

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Lo que está por empeorar, empeora

 

José Moreno García *

 

Ya han pasado unos diez días desde que oímos al presidente del Gobierno, Ángel Víctor Torres, decir que estaban intentando convencer a los gobernantes del Reino Unido de “la bondad” de viajar a las islas y que aquí la enfermedad estaba muy controlada. El 31 de julio, al término de la reunión de presidentes en La Rioja con Pedro Sánchez, nuestro responsable político decía que “las negociaciones diplomáticas siguen activas y se espera que el gobierno británico pueda levantar las restricciones diferenciando territorios dentro de España”.

 

El presidente canario confiaba, en aquel entonces, en las buenas relaciones que hay entre los dos países y “después de que hoy mismo la ministra de Exteriores haya hablado con su homólogo británico y tras los contactos de Pedro Sánchez con el primer ministro Boris Johnson, creo que podremos conseguir que la próxima semana se elimine una cuarentena que no tiene ninguna razón epidemiológica, porque en Canarias los datos son mucho más favorables que en el Reino Unido, incluso”.

 

¿Y qué ha pasado desde entonces hasta hoy? Pues que la situación ha empeorado y se nos ha puesto en situación de muy difícil explicación.  Dos portadas en los últimos días podrían resumir este contexto y en ellas se pone de manifiesto cuál es la manera en la que están ocurriendo los hechos. Me estoy refiriendo a la que insertaron los periódicos de Canarias el martes 11 de agosto y al día siguiente, el miércoles 12.

 

 

 

¿Ustedes se imaginan la cara de los responsables ingleses frente a los interlocutores españoles o canarios cuando les explicaban que aquí estábamos bien y que no había peligro para que sus ciudadanos pudieran venir de vacaciones?

 

Son las cosas de hacer declaraciones y comentarios para quedar bien ante la ciudadanía y de no sopesar qué parte tienen que asumir por no tener todos los datos en la mano.

 

Estamos ya, como quien dice, a mediados de agosto, un mes en el que habitualmente todos los hoteles y toda la industria turística canaria está a tope. Entre los canarios que viajamos, los peninsulares que se proponen venir a las islas como un destino cercano y fácil para pasar sus vacaciones y los extranjeros que siguen confiando en esta parte del territorio europeo para su esparcimiento y solaz, no dábamos avío a recibir, alojar y contentar a todos los que ponían a Canarias como un destino a visitar.

 

Sin embargo, los aviones no vienen y los que llegan lo hacen con bastantes plazas vacías, no hemos vuelto a saber nada de los extranjeros que pueden venir sin tener que guardar una cuarentena en su país y nuestras autoridades, las que tienen que ver con el turismo, han desaparecido, quizás en busca de algún lugar en el que perderse durante unos días que ellos llaman de “merecido descanso”.

 

Nada se sabe de cuándo volverán los extranjeros y los visitantes que debían de estar rebosando en estos días las terrazas y los restaurantes, que por imperativo gubernamental han vuelto a tener un aforo determinado y la vida nocturna ha cerrado. Tenemos que pasear con las manos en los bolsillos, máscara puesta y marcando una distancia con aquellos que no son convivientes. No se puede ni fumar en los espacios abiertos y la regulación por el BOC es tal que cuando se salga a la calle hay que llevarse la última actualización si no queremos que nos multen o poner en peligro a los demás.

 

Estamos en un tiempo que nadie preveía, con unos comportamientos rayanos en la estulticia por parte de algunos colectivos que nadie reconoce. Aún le estamos dando vueltas a ese grupo de jóvenes que quedó en una playa orotavense para “contagiarse” adrede de la COVID-19.

 

¿Qué buscaban? ¿Son objetivos que los demás no comprendemos? ¿Qué les pasa a estos colectivos para conducirse de este modo, tan contrario a lo que establecen las normas? Siempre he confiado en la juventud para que veamos el mundo de otra manera, que la gente joven aporten otra visión, quizás más arriesgada, para ir cambiando el mundo en el que vivimos o en darle otra visión, a lo mejor más osada, pero nunca rayana en la estupidez o en la locura. Este tipo de locuras, creo, puede ir aparejada con los tiempos que vivimos en el que algunos comportamientos no tienen nada que ver con la forma de vivir en sociedad.

 

Desde luego nada de esto ayuda a superar una crisis que puede ir a peor, si es que ya no estamos en ese estado en lo que puede empeorar lo hace. Esta es una crisis que vamos a sufrir todos, nadie va a escapar, porque económica y estructuralmente nos va a afectar. La caída del Producto Interior Bruto será notable y la percibiremos en los sueldos, en las prestaciones públicas y en el bienestar social. De eso podemos estar seguros, pero más que arreglarla parece que algunos sectores de esta sociedad están empeñados en empeorarla y las repercusiones las vamos a sufrir todos.

 

Ya hay datos de cómo en el mes de junio cayó la facturación en todos los sectores y que julio, mes en el que se esperaba una mejora en todos los sentidos, se trabó a cuenta de las restricciones que se fueron apuntando en ese periodo como el de la llegada de turistas extranjeros o la baja liquidez de los mercados. Por todo ello cabe recordar una nota de ayer mismo de la CEOE en la que nos decía que un nuevo confinamiento tendrá consecuencias irreversibles, una advertencia que parece que a algunos no les dice nada, pero que a todos nos preocupa y mucho.

 

Lo que no quita para que también reclamemos un atendimiento acorde con las circunstancias, pero que no sea discriminatorio para la ciudadanía en general. Nos estamos acostumbrando a las colas y a las citas previas para poder hacer cualquier tipo de gestión y más si es en la administración. Los funcionarios han logrado que puedan ir a trabajar solo un día a la semana y que el resto sea desde su casa. No van al puesto de trabajo por miedo a un contagio -eso dicen- pero sí que los ves en la cola del supermercado, en los bares, en los restaurantes o en una terraza. En esos sitios al parecer no se contagian, pero en su trabajo sí.

 

Curioso baremo, mientras, los demás, los de la iniciativa privada, no contemplan este tipo de miramientos y todos están de modo presencial, guardando las medidas de seguridad y sin faltar a sus labores diarias. ¿Por qué en la Seguridad Social un médico pasa su consulta por teléfono y en la sanidad privada atienden personalmente? ¿es una cuestión de sindicatos o de privilegios?

 

El panorama se está poniendo muy feo y parece que va empeorando por momentos, pero solo para algunos, porque hay quien está protegido y sus emolumentos no sufrirán ni recortes, ni atrasos, ni nadie pondrá en duda su necesidad de seguir prestando sus servicios. Serán sus señorías y los que ostentan cargos ejecutivos, y los que están en un puesto oficial y los que se sientan en un despacho público y los que en su día obtuvieron la certificación de funcionario, sea de carrera, de forma interina o temporal.

 

Todos ellos lo tienen asegurado, el resto de los que aún trabajamos ya veremos en qué proporción nos mantenemos y cómo se valoran los servicios que prestamos porque si priman los números sobre las necesidades, entonces tendremos el tiempo muy contado. Pero hay quien no es consciente.

 

En fin, que todo se va complicando en este mediados de agosto en el que seguimos con mucha incertidumbre, con cada vez más normas restrictivas, con la dicotomía de economía o salud, con la duda permanente de si todos los componentes de esta sociedad estamos por la mismo o hay quien quiere que la pobreza se instale y abarque a una gran parte de la población.

 

Los titulares expuestos casi al comienzo de este escrito reflejan nuestro comportamiento y lo que hemos hecho en un tiempo en el que era esencial mostrar nuestra lucha contra la enfermedad, sin embargo, lo que se demuestra es que el avance ha sido notable y que todo lo que podíamos decirle al mundo sobre nuestra baja incidencia se ha quedado en aguas de borrajas.

 

El mismo líquido que han diluido las intenciones y declaraciones de la consejera de Turismo o del propio presidente del Gobierno. Y así estamos, viendo como la situación empeora y nada más.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

 

La Laguna (Tenerife), 15 de agosto de 2020.

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