EL MONÓLOGO Nº030
¡Mira que damos vuelta a los test!

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¡Mira que le hemos dado vuelta a los test a los turistas!

 

 

José Moreno García *                                                   

 

 

El Gobierno de Canarias aprobó el pasado jueves un decreto ley con el que regula la llegada de los turistas a estas islas. Se pone como obligación para ser alojados, que el viajero aporte un test hecho entre 48 u 72 horas antes de su llegada, en el que se especifique que ha dado negativo en el contagio del coronavirus que provoca la COVID-19.

 

Sin ese test resultará imposible acceder a una habitación en un establecimiento hotelero. Es decir, que tendrá que venir con la prueba hecha, o buscar donde se la hagan, porque de no aportar el certificado deberá volver a su destino.

 

Los sindicatos, por lo que pude oír en la Televisión Canaria, en concreto en el programa Buenas Tardes Canarias, están de acuerdo con la medida y aunque alguno manifestó que deberían ser más concisos, apoyan la normativa y trabajarán en su cumplimiento.

 

Han tardado en hacerlo. Se ha convencido a los reticentes y se ha logrado aunar esfuerzos para que este tipo de medida pueda llevarse a cabo. Es cierto que los test no son la panacea, pero si dan la tranquilidad necesaria para asegurar que los que nos visiten no expandan el coronavirus si están contagiados.

 

Porque no olvidemos que los primeros enfermos en Canarias fueron gentes que vinieron de fuera, como aquellos alemanes en La Gomera que fueron aislados, o los turistas que dieron positivo en un hotel de Adeje, el H-10, y que obligaron a todos los huéspedes a guardar la cuarentena en las propias instalaciones hoteleras.

 

Esta es la medida por la que ha clamado todo el sector, que los llevó a organizar una caravana reivindicativa, que ha provocado encendidas polémicas en tertulias y espacios de debates, y que ha llevado a que más de uno se haya posicionado. Casi no han aparecido voces que nieguen la necesidad de estos test, por lo que no se entiende la tardanza en regularlos. ¿Qué ha pasado? ¿Será que no había acuerdo en el lugar donde hacerlo o quien lo financiaba?

 

Tampoco nos han aclarado qué modalidades son las que sirven para dar por bueno un certificado negativo de estar contaminado. Porque un turista llegará a la recepción de un hotel con su papel, redactado en su idioma, no se sabe si con antígenos o PCR, desconociendo si procede de un laboratorio homologado o extendido por sabe dios quien y con ello ya tiene franqueadas las puertas para poder disfrutar de un lugar en el que tendrá menos restricciones que en su residencia habitual.

 

El documento tendrá que ser presentado en los alojamientos turísticos, tanto hoteles como viviendas vacacionales o apartamentos y sus responsables serán los que garanticen el cumplimiento de esta norma y de ejecutar sus correspondientes protocolos. Con todo esto, se trata de proteger tanto a los canarios como a los turistas, además de «prestigiar» Canarias como destino seguro.

 

La propia consejera de Turismo, Yaiza Castilla, llegó a decir que «con el decreto ley, el Gobierno manifiesta su compromiso por mantener los negocios y puestos de trabajo» y es que de eso se trataba precisamente. Entonces, dicho esto, ¿qué ha impedido todo este tiempo que se haya puesto en marcha este tipo de mecanismo?

 

Nos han explicado que si el Gobierno Central, que si la Unión Europea, pero a la vista de lo presentado no ha habido ningún tipo de obstáculo con esto, porque el decreto presentado habla de competencias canarias, de disposiciones que modifican la ley de admisión de estos establecimientos y de una regulación que podría haberse puesto en marcha desde hace tiempo.

 

Nos están acostumbrando a que se hagan estas cosas en el último momento, como si hubiera que apurar para poner en marcha medidas como esta. Se ha discutido mucho sobre si se hacían en los aeropuertos, en carpas por fuera de los edificios de Aena, en los hoteles, o no se hacía nada. Llevamos ya días con vuelos que vienen con turistas alemanes, ingleses y de otros países y no se ha hecho nada.

 

Cada día llegan a las islas gentes procedentes de la Península, de territorios calientes y con índices de contagios bastante notables y nadie ha hecho nada por controlar a estas personas ¿Qué ha pasado para que ahora legislen? Pues seguramente que la presión del sector y la necesidad de seguir abriendo hoteles ha obligado a remangarse y dar este tipo de respuesta a la demanda generada.

 

El presidente Ángel Víctor Torres, su consejera de Turismo, Yaiza Castilla, y los responsables sanitarios, en los niveles que sean, han logrado hacer posible combinar precaución con prevención y regular de esta forma la llegada de visitantes. Aun así, la propia consejera ha reconocido que ésta «no es la fórmula perfecta, pero es la única factible» dentro de las competencias propias del Gobierno de Canarias y que con ellas se garantiza «la protección de las islas, turistas y residentes. Y para la economía de nuestras islas que tenemos que intentar activar cuanto antes».

 

Esa es la clave, la economía, no vivimos de otra cosa, no tenemos otras posibilidades de que una buena parte de nuestra población activa laboral pueda vivir si no es reactivando la llegada de visitantes, pero hay que hacerlo con seguridad y garantías, aunque hayan tardado en encontrar la forma de llevarla a cabo.

 

Algunos especialistas alertan de que los test antígenos no son la fórmula más adecuada. Por ejemplo, María Lecuona, microbióloga del Hospital Universitario de Canarias y presidenta de la Sociedad Canaria de Microbiología Clínica (SCMC) explica que “este test (de antígeno) no detecta el virus si no hay mucha carga viral. No está recomendado para hacer cribados”. La PCR amplifica el material genético del virus. Este no. No es tan sensible ni tan efectivo. Sirve para los primeros cinco días de síntomas, pero tienen baja sensibilidad entre los asintomáticos. Hasta el momento, solo están aconsejados para realizarse en los primeros cinco días de síntomas y cuando la prevalencia en la población de origen supere el 10%”, esto es, que la incidencia acumulada (casos por 100.00 habitantes) sea alta”.

 

Así que los expertos miran con escepticismo esta medida y la vinculan más a principios económicos que a criterios sanitarios. Por eso, Julio García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica dice que “esta decisión parece haber sido tomada por motivaciones que no son estrictamente sanitarias y más bien políticas y económicas. También me nace la duda de dónde se van a hacer estas pruebas. Se necesitan sitios que reúnan las condiciones de bioseguridad. Esto no es poner una carpa allí y ya está. ¿Qué haces para que no se acumule la gente?”, y añade, además, en sus declaraciones, que “es verdad que no hay un test 100% efectivo, pero este puede dar una falsa sensación de seguridad. Eso lo estamos viendo mucho. Contactos estrechos de algún positivo que han dado negativo y se saltan la cuarentena”. Por tanto, mucha prudencia, pero es mejor hacer algo que nada.

 

Además, hay más reacciones positivas, como la del Cabildo de Tenerife que ha puesto a disposición de la Consejería de Sanidad las más de cien plazas de las viviendas bioclimáticas que forman parte del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER) para acoger, si fuera necesario, a turistas que pudieran resultar afectados por la COVID-19 asintomáticos durante su estancia en la isla y que solo se producirá en aquellos casos en los que la Consejería de Sanidad así lo estipule.

 

Estamos abandonados. El Estado ha planificado unos Presupuestos Generales que no cumplen con lo estipulado para este territorio, con su REF y con su Estatuto de Autonomía. Tampoco nos atienden en lo de la inmigración, que a estas horas no se sabe qué hacer con los que malviven en el campamento de Arguineguín. En esto de los test han tenido que actuar desde el Gobierno de Canarias para protegernos. Desde el Estado no han hecho nada para que haya una actuación conjunta de la UE o para que se puedan realizar las pruebas en los aeropuertos y puertos. Si no es porque nuestras instituciones se ponen mano a la obra, de fuera no hay nada para estas islas.

 

Por tanto, parece que estamos reaccionando en positivo ante un problema del que hemos hablado mucho y se ha hecho poco. Ahora parece que hacemos, ¿nos servirá como escudo protector? Solo el tiempo, el que viene, no el que hemos perdido, nos dirá hacia dónde vamos. Bien por los que han logrado arrancar el motor, ahora solo falta saber cuánto nos dura.

 

* José MORENO GARCÍA

Periodista.

Analista de la actualidad.

 

La Laguna (Tenerife), 31 de octubre de 2020.

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