El patriotismo constitucional del PSOE

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Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

Me ha inspirado este artículo el hecho de que, en el Aeropuerto de Los Rodeos, mientras esperaba un vuelo para Gran Canaria, para asistir a un acto militar en mi condición honrosa de Embajador de la Marca Ejercito, unos compañeros socialistas se sorprendieran de que llevara en la solapa la insignia de la bandera de España, advirtiéndome que me podrían llamarme “facha”, como sí me llamaron sinuosamente algunas personas.

 

Hace tiempo que constato que la militancia socialista evita proclamar su patriotismo y su amor a España que, ciertamente, fue patrimonializado por el franquismo, pero que a los 40 años de restablecimiento de la democracia es un valor constitucional (artículo 30.1 de la C.E.) del que nos debemos sentir orgullosos, cualquiera que sea la ideología política que profesemos.

 

Resulta preocupante que muchos militantes del PSOE se escandalicen de pregonar su patriotismo y no de que el PSOE se apoye en partidos separatistas, a lo que les satisfaces todas su pretensiones, algunas ilegales o inconstitucionales, para gobernar España, que es la única Nación, patria común e indivisible de todos los españoles (art.2 de la Constitución Española), donde se exalta el patriotismo de los nacionalismos vasco y catalán, con sus celebraciones multitudinarias y exhibición de banderas en la Diada y en el Aberri Eguna, más que el patriotismo español, que está en los genes del pueblo soberano.

 

A estos compañeros socialistas les resumí, brevemente, la siguiente reflexión histórica: El PSOE, haciendo gala de la “E” de español, desde su fundación el 2 de mayo de 1879, ha defendido siempre a ultranza la unidad de España, y ha combatido políticamente, sin tregua, al nacionalismo secesionista. Todos los líderes socialistas más relevantes, sin excepción, se han caracterizado por su patriotismo y por el amor a España. ¿Se les puede llamar “fachas” por ello?

 

Conviene recordárselo a los militantes socialistas por si lo han olvidado. La Conjunción Republicano-Socialista (CRS) fue una creada en 1909 por los partidos republicanos y el Partido Socialista Obrero Español .En las primeras elecciones a las que concurrió la Conjunción, Pablo Iglesias, fundador del PSOE y de la UGT, fue el primer socialista que en las Cortes Generales de España ,fue elegido en representación del movimiento obrero; y en las elecciones generales de 1910 fue elegido como miembro de la Comisión Benito Pérez Galdós, uno de los “hacedores” intelectuales del clima liberal enmarcado por las fechas 1876-1936 (Juan Marichal)

 

En la introducción de la primera edición que leí de los “Episodios Nacionales”, decía Federico Carlos Sainz de Robles, cronista de la Villa y Corte: “Lope de Vega y Galdós son los dos genios españoles que más obsesivamente se entregaron a la ejemplar tarea de desvivirse por España. Tuvieron una exaltada fe única: España. Creyeron a pie juntillo que nada valía tanto como ser español. No pensaban sino en España. No hablaban sino de España. No se notaban inspirados sino por España. Disculparon fácilmente, cuando no encubrieron con ladino regocijo los males de España”.

 

En boca de su personaje de la primera serie de los Episodios, en Trafalgar, Gabriel de Araceli, confesó: Cercano al sepulcro y considerándome el más inútil de los hombres, aún hace brotar las lágrimas de mis ojos el amor santo a la Patria”, y el mismo personaje, al izar la bandera española en un buque de guerra, exclamó: “Todavía me emociono cuando veo la bandera de España.” Ya anciano y ciego, en su domicilio de la calle Hilarión Eslava, de Madrid, le preguntaron si no admiraba a Francia y a Inglaterra, a lo que contestó: Si, pero España, es que España”.

 

El patriotismo de Galdós, que destaca constantemente en los Episodios, le llevó durante un tiempo a participar en la actividad política. En la carta de 26 de abril de 1907 irrumpió en la política activa con estas palabras de intelectual comprometido:

 

“Abandono los caminos llanos y me lanzo a la cuesta penosa, movido de un sentimiento que en nuestra edad miserable y femenil es considerado como una ridícula antigualla: el patriotismo, que parece que sacamos de los museos o de los archivos históricos como un arma vieja y enmohecida. Se equivocan, ese sentimiento soberano lo encontramos a todas las horas en el corazón del pueblo donde para bien nuestro existe y existirá siempre en toda su pujanza”.

 

Del doble patriotismo –que no patrioterismo– de la Patria Grande y la Patria Chica, que impregna a todos los Episodios Nacionales, dejó constancia en su discurso pronunciado el día 9 de diciembre del año 1900 con ocasión del homenaje que le tributaron un nutrido grupo de canarios en Madrid:

 

“Habéis visto que ha llegado la hora de avivar en nuestras almas el amor a la patria chica para encender con él, en llamarada inextinguible, el amor de la grande, cuyos muros ahumados no caben en la Historia. Aquí, en la intimidad del patriotismo regional me permito asegurar que en nosotros vive y vivirá siempre el alma española. Nosotros los más distantes seamos los más próximos en el corazón de la patria”.

 

La eclosión patriótica del 2 de mayo de 1808 fue descrita por Benito Pérez Galdós con las siguientes palabras:

 

La campana de ese rebato glorioso no suena sino cuando son muchos los corazones dispuestos a palpitar en concordancia con su anhelante ritmo, y raras veces presenta la historia ejemplos como aquél, porque el sentimiento patrio no hace milagros sino cuando es una condensación colosal, una unidad sin discrepancias sin ningún género, y por lo tanto una fuerza irresistible y superior a cuantos obstáculos pueden oponerle los recursos materiales, el genio militar y la muchedumbre de enemigos. (“El 19 de marzo y el 2 de mayo”, cap. XXVI).

 

La admiración por Galdós del histórico socialista herreño José Padrón Machín, mi maestro de tantas cosas, le llevó a plagiar el título de sus Memorias: “Memorias de otro desmemoriado”, en las que expresa el mismo sentimiento español legado por Galdós: “Debo al ilustre maestro de nuestras letras el haber aprendido a amar a España y a conocer a sus hombres. Entiendo que todo hombre tiene dos patrias, la grande, España, y la chica, aquella donde se vio la luz primera. Trabajar por la patria chica es también hacerlo por la grande”.

 

No se puede entender España sin la Guardia Civil, como se infiere del juicio que les mereció a dos figuras históricas del socialismo español: En sus Episodios Nacionales, la principal y fundamental novela historiada de nuestro convulso siglo XIX, Galdós remata genialmente la etapa de Gobierno de González Bravo subrayando la creación de la Guardia Civil como la gran excepcional positiva de su mandato, con estas palabras:

 

«…Y no fue su Gobierno de cinco meses totalmente estéril, pues entre el miserable trajín de dar y quitar empleos, de favorecer a las coacciones, de perseguir al partido contrario y de mover, sólo por hacer ruido, los podridos telares de la Administración, fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida, la Guardia Civil».

 

Galdós comprende la entraña institucional de la Guardia Civil y la expresa de forma bellísima e insuperable: “fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida, la Guardia Civil«.  No se equivocó el ilustre escritor, paradigma del amor a España: La Guardia Civil ha sobrevivido durante 178 años a Repúblicas, Monarquías, dictaduras, pronunciamientos y guerras civiles.

 

El socialista catalán Pi y Margal, federalista, siendo jefe del Gobierno de la I República, dictó la Orden Circular de 18 de junio de 1873, de hondo significado y trascendencia histórica, en la que decía:

 

“La Guardia Civil ha sido, como debía, el brazo de todos los gobiernos, el firme escudo de las leyes de los partidos y los vaivenes de los tiempos. En épocas normales ha prestado grandes servicios defendiendo los caminos y asegurando en los campos la propiedad y las personas; y en luchas como la presente no ha escaseado ni su actividad ni su sangre por acabar con las facciones y sosegar los tumultos de los pueblos. El Gobierno tiene en esta guardia completa confianza y así desea que la tengan V.S., porque no se debe jamás juzgar de un cuerpo por las faltas que hayan podido cometer algunos de sus individuos.

 

En El Imparcial de 13 de mayo de 1910, Galdós escribió: “Voy a irme con Pablo Iglesias. Él y su partido son lo único serio, disciplinado, admirable, que hay en la España política. […] ¡Es por el socialismo por donde llega la a aurora!” Pablo Iglesias, escribe en 1899, en referencia al nacionalismo independentista y al federalismo: “los obreros castellanos, los obreros de España, saben bien que en todas esas alharacas no hay una frase a favor de las clases oprimidas (…) sino miserables y egoístas intereses” (El Socialista, 20.10.1899). Fundó la UGT en el Congreso Obrero de Barcelona de 1988, pero trasladó su sede a Madrid para resaltar que era una organización obrera netamente española.

 

En noviembre de 1938, con ocasión del Consejo de Ministros celebrado en Pedralbes, Juan Negrín, presidente del Gobierno de la II República durante la guerra civil, ilustre científico y estadista, maestro de grandes maestros, afirmó, según refiere Julián Zugazagoitia: No estoy haciendo la Guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino. Estoy haciendo la guerra por España y para España, por su grandeza y para su grandeza. No hay más que una nación: ¡España!” 

 

No se puede consentir esta sórdida y persistente campaña   separatista y tiene que ser cortada de raíz si se quiere que yo siga dirigiendo la política del Gobierno, que es una política nacional. Nadie se interesa como yo por las peculiaridades de la tierra nativa. Amo entrañablemente todas las que se refieren a Canarias y no desprecio, sino que exalto las que poseen otras regiones, pero por encima de todas ellas está España.

 

Quien  estorbe esa política nacional debe ser desplazado de su puesto. De otro modo dejo el mío. Antes de consentir campañas nacionalistas que nos lleven a desmembraciones, que de ningún modo admito, cedería el paso a Franco. En punto a la integridad de España soy irreductible y la defenderé de los desafueros de los de adentro”. En otra ocasión le había dicho también   a Julián Zugazagoitia: “Lo que no perdono a nadie (se refería a otros gobernantes republicanos), es su indiferencia por la suerte de España”.

 

Frente a los que le criticaron su apoyo a la inclusión de España en el Plan Marshall, que hizo público en una serie de tres artículos publicados en el New York Herald Tribune los primeros días de abril de 1948, exclamó:

 

“Contra el caudillismo todo, contra España nada”. «El papel histórico de Juan Negrín se resume bajo el adjetivo y cualificación de patriota, en el sentido de sacrificarse, de esforzarse por contribuir al progreso económico, político, social y cultural de su país. Negrín fue un patriota en la paz, en la guerra y en el exilio, hasta su fallecimiento» (Ángel Viñas).

 

Alfonso Guerra, el dirigente socialista que, desde la presidencia de la Fundación Pablo Iglesias, reivindicó para España y para el PSOE la figura histórica de Juan Negrín, le ha dedicado al ilustre científico y estadista un capítulo, en su III libro de Memorias, bajo el significativo título de “De Esbirro de Stalin a estadista y patriota”.

 

Cuando en 1901 el catedrático socialista Fernando de los Ríos llega a Barcelona, toma conciencia por primera vez del incipiente nacionalismo catalán, al que consideraba empobrecedor y perjudicial para Cataluña, y una “evolución regresiva” que marginaba los grandes temas europeos, y que, en lugar de aunar voluntades se proponía a alejar de si a los no nacionalistas. Ni siquiera su admirado Maragall, concluía don Fernando, “puede desconocer cuán estrecho es el cauce que ellos han abierto para que por él se deslice la vida la vida nacional, y cuán reñido está el nacionalismo con el espíritu moderno”.

 

El año 1932, Antonio Zugazagoitia, que fue, como lo han sido todos los socialistas, españoles antes que socialistas, dijo: “Español, sobre todo, la Republica está subordinada a España. El izquierdismo español, solo ha de querer el auge y la grandeza de nuestra patria. Al socialismo español, solo caben dos opciones, o bien, pactar con el piojoso separatismo, sectario y reaccionario, o crear una grande y profunda conciencia española.”

 

En el discurso pronunciado en Cuenca el 1º de mayo de 1936, Indalecio Prieto dijo lo siguiente: “A medida que la vida pasa por mí, yo, aunque internacionalista, me siento cada vez más profundamente español. Siento a España dentro de mi corazón y la llevo hasta en el tuétano mismo de mis huesos. Todas mis luchas, todos mis entusiasmos, todas mis energías, derrochadas con prodigalidad que quebrantó mi salud, los he consagrado a España. Mis dos grandes amores son el partido socialista y España, pero si alguna vez hubiera contradicción entre ellos, que no deseo se produzca nunca, elegiría los intereses de España”.

 

Desde su exilio   mejicano, exclamó: “Me están vedados los cementerios de España, pero si pudiera volver a ellos pondría un ramo de rosas rojas en la tumba de mis adversarios que también lucharon por España”.

 

Largo Caballero, al finalizar la guerra civil, declaró en Paris, después de haber salido pisoteado por oficiales es nazis del campo de concentración de Oranienburg: “¡Y que nos hayamos embarcado con esta gente!”, en referencia a los nacionalistas independentistas, en cuyo momento también exclamó. Hasta ahora siempre he dicho: igualdad, ahora grito libertad”. Lástima que no lo hubiera dicho unos años antes.

 

Antonio Ramos Oliveira, muerto en el exilio mejicano, considerado el mejor pensador que ha tenido el socialismo español, ignorado por sus correligionarios actuales. En el tercer volumen de su Historia de España, con el título “Un drama histórico incomparable. España 1808-1936”, sostiene que

 

“el hundimiento de la Segunda República se produjo porque pesaron más los intereses políticos y económicos que tendían a desintegrar España, que las iniciativas culturales que intentaban unirla. La falta de apoyo de la burguesía catalana a la II República fue lo que motivó el proceso de desintegración nacional y su fracaso. La experiencia demuestra que cuando se inicia una revolución concediendo autonomías, fracasa la revolución y las autonomías. La guerra civil no fue de España contra Cataluña, sino de Cataluña contra España”.

 

En sus Memorias Cuando el tiempo nos alcanza”, Alfonso Guerra ha escrito. daría media vida por proteger el derecho que tienen los nacionalistas a defender sus ideales, pero me reservo la otra media para poder combatirlos democráticamente”, y recientemente ha recordado con evidencia que “el socialismo y nacionalismo son incompatibles”. Felipe González, en el mitin socialista de apoyo a Patxi López en Barakaldo, en referencia a las aspiraciones soberanistas de Cataluña, afirmó con rotundidad que “no habrá independencia en ningún territorio, en ninguno,”, y que “plantear el escenario de la independencia estará llevando a la ciudadanía hacia una frustración peligrosa”.

 

El ex presidente González, crítico el “nacionalismo insolidario” que, a su juicio, “infecta a Europa desde el siglo XX”, y sentenció que “el derecho a decidir se debe dar dentro de las reglas de juego que hemos pactado”. Sostuvo que la actual situación de “emergencia” necesita de un pacto de Estado para “salir todos juntos”. Enrique Barón, uno de los ministros socialistas más inteligentes y preparados que he conocido, primer presidente español del Parlamento Europeo, y, actualmente, presidente de la Unión de Europeístas y Federalistas de España, ha dicho recientemente: “El nacionalismo es una forma de pasión ciega que conduce a la sinrazón, y no es más que un anacronismo”.

 

Pedro Sánchez, al haber propuesto y aprobado la Resolución del 39 Congreso del PSOE: “Proponemos una reforma constitucional federal, que mantenga la unidad del Estado, perfeccionando el carácter plurinacional del mismo” y, al humillarse indignamente ahora ante ERC, que no es de izquierdas, sino independentista y sólo independentista (Francesc de Carreras), ha adulterado la tradición profundamente española del PSOE, que ahora considera a España, contra toda evidencia histórica y constitucional “Nación de Naciones” , como Podemos, alineándose así con lo que ha sido denominado , con acierto (Alfonso Guerra, Nicolás Sartorius y Félix Ovejero, entre otros intelectuales progresistas) , “la deriva reaccionaria de la Izquierda”.

 

Cumplo con mi deber de veterano socialista criticando a la dirección del PSOE, al que siempre he profesado una lealtad no acrítica ni genuflexa frente al bonapartismo de Pedro Sanchez, siguiendo el ejemplo del ilustre socialista, el catedrático de Derecho Penal, Luis Jiménez de Asúa, ponente constitucional de la Constitución Republicana de 1932, y el más grande  penalista de la Europa contemporánea, fallecido en el exilio bonaerense: “El auténtico político no es el que pone su vela al viento de la opinión pública sino el que es capaz de decirle al pueblo: No tienes razón”.

 

Mis compañeros socialistas, con los que me une una profunda amistad, a los que ocasionalmente me encontré en el aeropuerto, me confesaron que ignoraban la españolidad histórica del PSOE. Les contesté sin ironía, que nunca ha sido mi fuerte, que, para evitar que la ultraderecha monopolice el patriotismo y el amor a España, del que el PSOE y la izquierda han hecho irresponsablemente dejación, intentaran divulgar entre la militancia esta sintética historia del PSOE, -ya que no creo que la publique  “El Socialista” que recibo puntualmente, donde por cierto no he visto nunca una opinión crítica ni una discrepancia puntual-; y propusieran repartir en todas las agrupaciones locales del PSOE, insignias de la bandera de España  para que todos los militantes se la colocaran en la solapa; que distribuyeran a todos los militantes un ejemplar del discurso sobre la “Fe Nacional”  pronunciado ante un grupo de canarios por Benito Pérez Galdós en Madrid el 9 de diciembre de 1900, en un momento de pesimismo nacional por el desastre de 1898; y otro ejemplar de la insuperable y brillante conferencia pronunciada por don Fernando de los Ríos, eximio intelectual y Ministro socialista de Instrucción Pública de la II República , sobre “El sentido y significación de España”, el día 17 de enero de 1945 en el Circulo Socialista Pablo Iglesias de México, que termina, rásguense las vestiduras los militantes socialistas que quieran, con esta frase: “Al volver a España no volvamos con iras y con odios, sino con un infinito amor, para salvar a aquella tierra, madre nuestra, a la cual yo digo, desde lo más hondo de mi alma: ¡SALVE ESPAÑA¡

 

 

Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y Delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

 

Santa Cruz de Tenerife, 12 de diciembre de 2022.

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