La difícil alternancia política
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Eligio Hernández Gutiérrez *
La derrota electoral en la Comunidad Autónoma de Andalucía, granero secular del PSOE, donde nunca había gobernado la derecha, no fue objeto de debates ni de críticas en los órganos del PSOE, como tampoco los hubo antes por la estrepitosa derrota en el Ayuntamiento y en el Comunidad Autónoma de Madrid donde se fundó el 2 de mayo de 1879 el partido por Pablo Iglesias con el nombre de Agrupación Socialista Madrileña, a la que pertenecieron históricos militantes como Julián Besteiro e Indalecio Prieto, el presidente de la Comunidad Joaquín Leguina y Alcalde de Madrid, Tierno Galván, y que, hoy, tras fracasar los candidatos, uno tras otro, como también será derrotado Oscar López, designados personalmente por Sanchez para dichos cargos, el prestigioso socialismo madrileño está en una crisis lacerante y ha sido relegado al tercer puesto en las elecciones autonómicas y en las municipales.
El Grupo Parlamentario socialista del Congreso no hizo ni una sola critica por la derrota electoral, sino que poco menos que recibieron a Sanchez bajo palio con atronadores aplausos propios del partido comunista búlgaro, que planteó como estrategia electoral la imperiosa necesidad de hacer frente a la supuesta amenaza fascista de la derecha y ultraderecha del Partido Popular y Vox, que logró movilizar al electorado socialista , y consiguió sugestionar y casi hipnotizar a los militantes socialistas, de tal manera que, a pesar de los casos de corrupción de dos Secretarios de Organización del PSOE, que aún no han sido enjuiciados, prefieren apoyar más a Sánchez y sus aliados que a una posible coalición o acuerdos puntuales entre el Partido Popular y Vox.
Nunca se ha podido entender que se llame hasta la saciedad “progresista” a un gobierno de coalición formada por el PSOE, radicales de izquierda como Sumar y ERC, más independentista que de izquierdas(Carreras) ; independentistas de derechas, racista y reaccionario, como JUNTS, el partido de la burguesía capitalista catalana, heredero de Convergencia, el del 3%, como lo llamo Maragall para destacar su corrupción sistémica, además de la de la familia Pujol; El PNV, partido tradicional de la derecha democristiana vasca; y los Bilduetarras, que siguen siendo delincuentes encubridores de los más de 200 asesinatos cuya autoría no se ha podido probar.
No nos engañemos, el patológico egocentrismo narcisista de Sánchez que, parafraseando a Bertrand Russel, tiene “un deseo insaciable y una ambición sin límites”, arquetipo del narcisismo político, como lo ha calificado magistralmente el catedrático Antonio Elorza, intelectual comprometido con los valores de la izquierda, en su reciente libro “Pedro Sánchez o la pasión por sí mismo(anatomía de un dictador)”, no dimitirá por los casos de corrupción, como ha dejado claro en el Comité Federal del PSOE, en el que tuvo un apoyó del 99,9%, y volverá a pactar con los mencionados aliados, y con Puigdemont, prófugo de la justicia, a cualquier precio, como puede ser, entre otros, la aprobación de la llamada vergonzante “financiación singular” de Cataluña, que vulnera el principio constitucional de igualdad (artículo 1.1. de la Constitución Española), valor superior del ordenamiento jurídico y encubre un cupo fiscal anticonstitucional, la condonación multimillonaria de la deuda, la transferencia de competencias exclusivas del Estado como el control de fronteras, la reforma del Estatuto Catalán para asumir las competencias exclusivas del Estado vía artículo 150 de la Constitución, lo que supone la expulsión de España de Cataluña, que es lo mismo que la independencia de facto, ya que ni la independencia de derecho ni la amnistía caben en la Constitución, cuya mutación encubierta pretenden.
En realidad, el nacionalismo secesionista es la consecuencia de la decadencia y enfrentamiento de los partidos constitucionalistas. Ya dijo Ortega y Gasset en el debate de 13 de mayo de 1932 sobre el Estatuto de Cataluña, que: “un Estado en decadencia fomenta los nacionalismos, y que un Estado en buena ventura los desnutre y reabsorbe”, y que “el nacionalismo es el hambre de poder templada por el autoengaño”. Lo actuales aliados seguirán apoyando a Sanchez, que, cuanto más débil, más la pueden presionar para obtener las concesiones de competencias, aunque sean inconstitucionales, lo que le puede permitir seguir gobernado tras las próximas elecciones generales que Sánchez no convocará.
La izquierda en general ha asumido de tal manera la patraña de que sería un peligro que gobernara el partido popular y Vox, a los que tildan de fascista y de ultraderecha, que es la que sostiene en el poder a Sanchez, que alerta que “viene el lobo” si llega a gobernar Feijoo, pero no alertó cuando presidió Fraga Iribarne el Partido Popular, de mayor altura intelectual y política que Feijoo, ni tampoco cuando consiguieron mayorías absolutas Aznar Y Rajoy, cuyos gobiernos defendieron la Constitución y no fueron liberticidas, como no lo es el gobierno de la italiana Meloni.
Abascal no llega ni de lejos a la altura intelectual de Blas Piñar, del que ya nadie se acuerda, un ilustrado ultraderechista y fascista de verdad, que llenaba la plaza de Oriente de nostálgicos franquistas, que se permitía hostigar implacablemente al imperialismo norteamericano, y era el mejor orador parlamentario y de masas que ha tenido España después de Azaña.
Paradójicamente, ha sido VOX el que ha favorecido el ascenso electoral del PSOE, ya que los nacionalismos «separatistas» de Cataluña, donde ha subido notablemente el PSOE, y de Vasconia, donde Bildu ha superado al PNV, son una reacción contra el nacionalismo “separador” de VOX que produce un efecto bumerán de intenso y largo alcance.
Los nacionalismos se retroalimentan y están impregnados de populismo, ese estadio superior del nacionalismo que es de siempre el fascismo (Santos Juliá), aunque Vox, a diferencia de los aliados independentistas del PSOE que quieren destruir España, respeta y acata la Constitución, sin pretender derogarla, y sin que reúna ninguna de las 14 claves para reconocer el fascismo que analiza Umberto Eco en su libro “Contra el fascismo”.
Cuando ha gobernado el PP no se ha producido un cambio de régimen ni alteraciones drásticas en las políticas fundamentales, y la prueba es que el PP y PSOE llevan varias legislaturas gobernado con acuerdos en Bruselas donde ambos toman conjuntamente en torno al 70% de las decisiones que afectan a todos los españoles.
Si tras las próximas elecciones generales gobierna Sánchez y sus aliados independentistas, será una señal de alerta para los que creen que la democracia en España está a salvo. Lo problemas de España no se resolverán si no hay un entendimiento entre el PSOE y el PP, que tienen más del 70% de representación parlamentaria, como ha dicho Felipe González, lo que no es posible si continua entre ambos el “y tú más”, y no se dan “una tegua de insultos”, que acabe con las broncas apocalípticas y la nefasta polarización cada vez más insoportable.
A este respecto, el escritor y académico Javier Cercas, ha escrito con notable acierto: “Es falso que el gobierno constituye un antídoto contra la ultraderecha, ya que los escándalos del gobierno están engordando a la ultraderecha, y ésta participa ya en el gobierno dado que JunstxCat procede de un partido de derechas que el procés transformó en un partido de ultraderecha, que al haber sido un puntal básico del gobierno ha sido el error original de la legislatura, lo que la volvió casi impracticable desde el primer día”.
Continúa Javier Cercas afirmando que “Es necesario, como una manera de impedir el acceso de la ultraderecha al gobierno, como blasona la izquierda, un entendimiento condicionado, variable y temporal entre PSOE y PP que acometa de una vez por todas las grandes reformas que el país necesita, que sólo se pueden llevar a cabo mediante acuerdos entre los dos grandes partidos”.
La primera vez que la izquierda apeló a la mentira de la amenaza del fascismo fue para que la izquierda comunista y el PSOE dominado por Largo Caballero, secretario general de la U.G.T., que desempeñaba en el momento de la revolución el cargo de presidente del PSOE, desencadenaran la revolución de Asturias en la noche del 4 al 5 de octubre de 1934. Salvador de Madariaga, intelectual republicano, antifranquista por supuesto, que se exilió en Suiza, ha escrito que la Revolución de Octubre fue imperdonable, y que el argumento de que Gil Robles intentaba destruir la Constitución para instaurar el fascismo era a la vez hipócrita y falso.
La revolución de Asturias fue también un error del PSOE, como reconoció Indalecio Prieto en las palabras que le honran, pronunciadas en el Círculo Cultural Pablo Iglesias, de México, el 1º de mayo de 1942: «Me declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España entera, de mi participación en aquel movimiento revolucionario”.
El 10 de mayo de 1936 se nombró en el Palacio de Cristal del Retiro, presidente de la República a Azaña, que le ofreció a Indalecio Prieto, líder de la facción socialdemócrata del PSOE, “socialista a fuer de liberal”, como se autodenominó, que formara gobierno. Gil Robles le llamó, como me dijo en una conversación que tuve con él en 1973 en Madrid, que tengo grabada, para decirle que si formaba Gobierno, como le había ofrecido el presidente Azaña, le apoyaría en el Parlamento con los votos de la CEDA, lo que pudo evitar la guerra civil.
En una reunión del grupo parlamentario socialista, Prieto pidió el apoyo para formar Gobierno, pero se lo denegó Largo Caballero, líder la mayoritaria fracción revolucionaria dentro del partido, grave error que no sólo se lo reprochó Juan Negrín sino hasta Santiago Carrillo en sus Memorias, lo que precipitó la guerra civil, entre otras conocidas causas nacionales e internacionales principales. La ignorancia de las lecciones de la historia nos puede llevar a consecuencias imprevisibles.
Ha llegado de nuevo el momento histórico oportuno en el que el Partido Popular y el PSOE lleguen a un acuerdo que, si no puede ser a través de una gran coalición, que sería lo deseable, como la que formaron el partido socialdemócrata alemán (SPD), más antiguo que el PSOE, y la democracia cristiana de la señora Merkel, al menos lleguen a acuerdos parlamentarios puntuales de gobernabilidad, para evitar que gobiernen España los que quieren destruirla.
Pero, para ello, hace falta tener la grandeza política y humana de un estadista, la preparación intelectual de don Fernando de los Ríos y Julián Besteiro, la inteligencia política de Indalecio Prieto, que se definió socialista a fuer de liberal, el liderazgo político de Felipe González, y el equipaje cultural de Alfonso Guerra, cualidades de las que Sanchez carece completamente, a pesar de que a ningún Secretario General del PSOE se le haya tributado un culto a la personalidad por la militancia socialista, que podría estar padeciendo una hemiplejía moral, término acuñado por el filósofo español José Ortega y Gasset, en el prólogo para su obra en versión francesade La rebelión de las masas, publicada en mayo de 1937, que define la incapacidad de pensar a una persona de una forma extensa, más allá de su ideología.
* Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ
Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.
Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.
Embajador de la Marca Ejército.
Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado.
Ex diputado en el Parlamento de Canarias.
Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y Delegado del Gobierno en Canarias.
Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
Académico de la Academia Canaria de la Lengua.
Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)
Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.
Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.
Militante socialista.
Cristiano militante.
Santa Cruz de Tenerife, 3 de agosto de 2025.
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