La economía de Canarias de
ayer, hoy, y quizá, mañana.

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José Luis Rivero Ceballos *

 

Tengo la impresión de que los canarios no nos damos cuenta ni de nuestros méritos, ni de nuestras limitaciones. Y empleo el plural porque me incluyo el primero. Así que me gustaría dejar escritas algunas ideas que de momento tengo suficientemente probadas. Y subrayo, de momento.

 

La primera idea consiste en afirmar que el crecimiento de la economía de las Islas ha sido extraordinario desde los años cincuenta del pasado siglo. De hecho, el crecimiento de la economía de Canarias ha sido mayor que el del conjunto de España. Sabemos crecer económicamente. Y también sabemos mejorar rápidamente después de una crisis. Todas las crisis del pasado, desde los años setenta, fueron superadas con tasas de crecimiento considerables.

 

La segunda idea es que el crecimiento económico es intensivo en empleo. Creamos mucho empleo. Más que la media de España. Como en muchas de las islas del mundo, el turismo permitió generar gran cantidad de empleo y crecer económicamente. De esta suerte, pudimos sumar a las exportaciones tradicionales, otra sui generis, el turismo. No se produjo en Canarias “mal holandés” alguno. Se diagnóstica esta enfermedad cuando una actividad económica basada en un recurso abundante sustituye a otras preexistentes. Aquí no se ha dado, porque una cosa es que la agricultura haya reducido su aportación al valor de la producción total y otra que haya reducido el valor de la producción. Lo primero es cierto, lo segundo no.

 

La tercera es que hemos sabido insertarnos en el marco institucional del conjunto de España. Cierto es que en determinados momentos las cosas políticas fueron tirantes. Pero en general, hemos sabido obtener del Estado español un marco institucional favorable a los intereses del desarrollo de Canarias. La aprobación de la última Ley del régimen económico y fiscal es un buen ejemplo. Como gran parte de las pequeñas islas del mundo, elegimos seguir siendo parte del Estado antes que independientes.

 

La Historia ha demostrado que las pequeñas islas del mundo que se mantuvieron dentro de los Estados (las llamadas Sub-National Island Jurisdictions, SNIJ) han obtenido mejores resultados económicos que las que se independizaron. Además, perteneciendo a la Unión Europea, con un status que permite la modulación de las políticas, y arropados por el esquema de seguridad europeo y la OTAN, mejor que mejor. Y esto no es una ventaja despreciable teniendo en cuenta lo que se ha movido, y se mueve, a pocos kilómetros de aquí.

 

Pero no todo lo sabemos hacer bien. Señalemos sólo cuatro fallos: divergencia con la media española en términos de valor de la producción per cápita, altas tasas de paro, desigual distribución de la renta, poco respeto a la dotación de recursos naturales.

 

Primero, desde finales de los años noventa, la economía diverge de la media española en términos de valor de la producción por persona. Y esto debe ser motivo de preocupación. El incremento de los flujos de población que se ha producido desde mitad de los noventa ha sido relevante. Este incremento de la población es superior al crecimiento económico, así que el valor de la producción por personas cae respecto a la misma relación en el conjunto de España. Cada vez somos “más pobres relativamente” que la media de España.

 

Segundo, y relacionado con lo anterior, la tasa de paro en Canarias es extraordinariamente alta. Y no es posible crecer al ritmo suficiente para que la tasa de paro llegue al pleno empleo, porque afectaríamos seriamente a los recursos naturales y la calidad de vida. Así que no sabemos, o no podemos, conseguir el pleno empleo.

 

Tercero, desde hace años, Canarias tiene niveles de desigualdad en la distribución de la renta muy superiores a los del conjunto de España. Y también umbrales de pobreza superiores. La estadística que mide la distribución, tanto la que se hace en Canarias, como la que se hace en España, como la que se elabora en la Unión Europea, coinciden en este diagnóstico. No sabemos distribuir la renta con equidad. Así que la cohesión económica y social se reciente, y esto para una sociedad que tiene en el turismo (lo llamamos actividades de hospitalidad) una fuente de renta y empleo importante, debiera preocupar y mucho.

 

Cuarto. Hemos hecho mucho disparate con los recursos naturales. A pesar de las leyes, de la cada vez más activa conciencia social respecto al medio ambiente, la verdad, podríamos haberlo hecho mucho mejor. Aunque no todo ha sido un fracaso, sería una enorme falsedad afirmar tal cosa.

 

Dos palabras sobre la crisis del coronavirus. Si las crisis anteriores tenían algún componente externo, ésta es estrictamente importada. Así que muerto el perro se acabó la rabia. Esta es una visión optimista que señala que así como se han superado otras crisis con notas altas, ahora también lo haremos. No deja de ser un diagnóstico atractivo.

 

Si del turismo hablamos, la oferta de infraestructuras turística está intacta y la demanda también. Lo que hemos decidido por motivos de salud es interrumpir la movilidad. Restablecida esta, todo vuelve a donde solía. En mi opinión, mucho de esto hay. Sin embargo, habrá que hacer ajustes durante este año y el próximo. Una última advertencia. Cuidado con aprovechar para hacer recaer los ajustes en las relaciones laborales, porque entonces se afectará sin remedio a la tasa de paro y la distribución de la renta.

 

La visión pesimista siempre está presente en Canarias. Los canarios pasamos con rapidez del “jardín de belleza sin par”, de Tarridas, al “se rompe el mar contra/la isla/el hombre más”, de Arturo Maccanti. Ni lo uno ni lo otro. Creo que, si se hace un escrutinio razonado, y se trabaja en positivo, en el otoño del año 2021, habremos superado los problemas más graves. Pero algunos elementos que venían ya apuntando cambios, se acelerarán. Convendría estar bien atentos para que no tomen un giro inconveniente.

 

 

* José Luis RIVERO CEBALLOS

Doctor en Ciencias Económicas.

Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de La Laguna (ULL)

 

La Laguna, 17 de abril de 2020

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