Los posibles aliados:
el viento y la marisma

AL FINAL DE ESTE ARTÍCULO, TRAS LA FIRMA, PUEDES DEJAR TU OPINIÓN Y RESPUESTA…

Andrea Díaz Mora *

 

Un importante empresario canario, vinculado directamente con el sector del Turismo, me ha hecho llegar unas reflexiones que, a su vez, invitan a meditar a cualquiera que lo lea. Le pedí que las plasmara en un artículo de opinión firmado por él, pero me manifestó que, durante toda su larga trayectoria como empresario, siempre ha querido pasar discretamente y sin protagonismo público alguno, y que seguía deseando permanecer en el anonimato.

 

Aun así, no obstante, le pedí a este empresario (que me permitiré llamar “Juan Canario” para preservar su anonimato) que me las plasmara en un papel sin firmar, para que, a partir de su escrito, yo pudiera, de alguna manera, trasladar esas reflexiones a los potenciales lectores de Canarias en Positivo.  El escrito de “Juan Canario”, lo reflejo íntegra y textualmente, en los siguientes párrafos:

 

Llevo varios meses haciendo el seguimiento de este virus y al ver que tenía un “caballo de Troya”, entendió desde un principio que, lamentablemente, se nos iba a colar por todos los flancos.  Creo también que lleva entre nosotros, en Canarias, desde el pasado mes de diciembre, y que los 500 chinos que había en la pasada Feria Internacional de Turismo (Fitur 2020), celebrada el pasado mes de enero en Madrid, algún recuerdo del dichoso virus, dejaron en la Capital.

 

Pero igual que aquel chiste del muchacho optimista, que los reyes le dejaron estiércol de caballo y a la mañana siguiente le preguntaron qué le habían dejado, él contestaba que un caballo, pero que lo estaba buscando y no lo encontraba por ninguna parte.  En ese empeño ando yo.

 

En fin, que estudiando y recopilando datos desde el pasado 1 de marzo que empecé mi confinamiento, y a pesar de estar casi seguro de que este señor Covid-19 ya pasó por mi casa, tengo la enorme sospecha de que la clave está en el viento. Que la contaminación ambiental no es la causa de la gravedad de la epidemia, sino una consecuencia más de la misma.

 

Observando durante un tiempo, comprobé que los lugares más críticos eran las ciudades con mucha contaminación, pero por la falta de viento, como también en los trasatlánticos y la convivencia en hoteles y locales de las estaciones de nieve, que están casi herméticamente cerrados. 

 

Si comparamos los datos de Andorra, por ejemplo, solo en Lanzarote tendríamos los mismos muertos y contagios que en toda Canarias, y eso resulta extraño, si añadimos el volumen muy superior de turistas que acogió Lanzarote hasta el 10 de marzo.

 

Tenía más dudas y seguí investigando. Buscaba respuestas, miré en Hawái y vi que tiene unos datos espectaculares. Con un poco menos de población y un poco menos de turismo, tiene unas cifras aún mejores que las de Canarias en su conjunto.

 

Sospecho y mucho, que la causa o el por qué, está en el viento y la marisma; que los contagios son muchos menos y que los contagiados lo llevan mejor. Eso explicaría la diferencia entre Tenerife y Gran Canaria. La primera tiene un clima más continental y la segunda con una población similar en número, pero más costera y expuesta al viento.

 

Viento intenso el que barre La Graciosa, Lanzarote y también Fuerteventura. Curiosamente, comprobé que en Hawái también arreciaba el viento y que, en Barcelona, estos últimos y próximos días, prácticamente no había habido viento alguno.

 

Islandia, que es el país que más test ha hecho, reportó que el mayor número de casos importados provenía de nacionales que retornaban de las estaciones de nieve europeas. También he escuchado a expertos que hablaban de la esperanza en que, con la llegada de las altas temperaturas, el virus desapareciera. Pero me fui a Guayaquil (Ecuador), donde había un brote muy fuerte, y la temperatura superaba los treinta grados.

 

Busqué entonces una explicación, miré el viento y, de nuevo, encontré que no lo había… y así sucesivamente. Incluso, tengo la sospecha, o la esperanza, de que la circulación del aire en los aviones es tan buena, que no hemos tenido noticias de tripulaciones enfermas como en los hospitales. Me aventuro a pensar que los aviones están muy bien diseñados para evitar los desagradables “gases” de los pasajeros.

 

Las cifras y las estadísticas de la enfermedad en Canarias son muy curiosas y esperanzadoras. Los italianos del hotel H10 de Costa Adeje, en el sur de Tenerife, no contagiaron a nadie en el hotel. El alemán y la cuidadora de La Gomera, lo mismo. Los geriátricos contaminados de Tenerife, ni de lejos tuvieron los problemas de los de la península. Todo eso me lleva de nuevo a pensar que aquí se contagia menos y los contagiados lo llevan mejor gracias al viento.

 

Ahora, por último, un dato de la antigüedad en Canarias. Los antiguos establecimientos sanitarios para aislar a los infectados o sospechosos de enfermedades contagiosas, los popularmente conocidos como lazaretos para las cuarentenas, se ponían siempre al viento. Las casas antiguamente se hacían con techos, puertas y ventanas muy altas, soleadas y ventiladas. Mi madre me contaba que en su casa hubo un brote de tuberculosis y que su padre sacó los muebles a la calle, los quemó, encalaron, dejaron la casa abierta, mandaron el enfermo al sanatorio y se fueron un año a la costa.

 

Conclusión: esto, si fuese así, es un problema para el planeta y el medio ambiente, ya que llevamos mucho tiempo cerrándolo todo herméticamente para no perder energía, en forma de frío o de calor, según el lugar y la estación.  Como se dice ahora, ahí lo dejo. Con la esperanza de que alguien de ahí arriba lea y valore lo que aquí planteo.

 

Hasta aquí el escrito de “Juan Canario”, que quiere seguir viviendo discreta y tranquilamente en su deseado anonimato, pero que, sin duda, nos deja un cúmulo de pensamientos y reflexiones que, a lo mejor (o a lo peor), merecen también que todos le echemos una pensada.

 

Yo por lo pronto me limito a servir de neutral interlocutora para que esas reflexiones lleguen a quien les pueda interesar. Igual “Juan Canario” no va muy desencaminado con esto del coronavirus. Vaya usted a saber…

 

* Andrea DÍAZ MORA

Estudiante de 4º curso del Grado Periodismo de la Universidad de La Laguna (ULL)

Miembro del equipo de coordinación y redacción de la plataforma Canarias en Positivo.

 

Santa Cruz de Tenerife, 21 de mayo de 2020.

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