Ultraderecha versus Ultraizquierda

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“A la política extrema de un signo, le sigue irremediablemente otra con la misma intensidad de signo contrario”

(Benjamín Constant)

 

 

Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

En las elecciones autónomas y locales de mayo de 2023, planteadas como plebiscito por Sánchez, el PSOE sufrió una derrota importante, de tal manera que el Partido Popular tiene el poder territorial en la mayoría de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos capitalinos de España. Como viene sucediendo tampoco se produjo un debate ni autocritica en los órganos del partido socialista sobre las causas de la derrota.

 

Antes al contrario, Sánchez convoca  Elecciones Generales y comparece ante el Grupo Parlamentario socialista del Congreso donde, lejos de que los diputados le hagan una sola critica por la debacle electoral, poco menos que lo reciben bajo palio con atronadores aplausos propios del partido comunista búlgaro y norcoreano, y plantea como estrategia electoral la imperiosa necesidad de hacer frente a la supuesta amenaza fascista de la derecha y ultraderecha del Partido Popular y Vox, que logra movilizar al electorado socialista  y  consigue sugestionar y casi  hipnotizar a los militantes socialistas, que, enfervorizados, proclaman emulando al Alcalde de Móstoles que “hay que salvar a la Constitución y a la democracia, que está en peligro, del fascismo de Feijoo y Abascal”, coreando en la noche electoral en la calle de Ferraz el lema guerracivilista: “No pasarán”. Sanchez hasta se ha presentado sin éxito en el Parlamento europeo como el paladín que ha frenado el fascismo en Europa.

 

Maquiavelo se quedaría asombrado por la astucia de Sánchez y por su habilidad para manipular y calificar falsamente como fascista a la derecha y ultraderecha de menor nivel intelectual y político que ha tenido España desde de la Transición. En efecto: Feijoo no tiene la atura intelectual y política de Fraga Iribarne, ni conseguirá las mayorías absolutas de Aznar y Rajoy. Abascal no llega ni de lejos a la altura intelectual de Blas Piñar, del que ya nadie se acuerda, un ilustrado ultraderechista, que llenaba la plaza de Oriente de nostálgicos franquistas, que se permitía hostigar implacablemente al imperialismo norteamericano, y que era el mejor orador parlamentario y de masas que ha tenido España después de Azaña.

 

No se puede entender que la militancia socialista asuma, sin protesta alguna, que, en defensa de la Constitución, no se pueda pactar con Vox, que ha perdido el 23 J casi la mitad de los diputados que tenía, y que desparecerá igual que la Fuerza Nueva de Blas Piñar, y si se pueda pactar con Bildu, ERC y Podemos, que predican la abolición de la Constitución y blasonan el independentismo solapado en el eufemístico derecho a decidir, prohibido por la Constitución. Paradójicamente ha sido VOX el que ha favorecido en parte el ascenso electoral del PSOE, ya que los nacionalismos «separatistas» de Cataluña, donde ha subido notablemente el PSOE, y de Vasconia, donde Bildu ha superado al PNV, son una reacción contra el nacionalismo “separador” de VOX que produce un efecto bumerán de intenso y largo alcance, que sigue produciéndose si tiene la torpeza de continuar organizando algaradas callejeras como los CDR de Cataluña. Ambos nacionalismos se retroalimentan y están impregnados de populismo, ese estadio superior del nacionalismo que es de siempre el fascismo (Santos Juliá).

 

El historiador Juan Pablo Fusi,  nos acaba de recordar que, precisamente, la pérdida del sentido de nación y estado españoles por parte de la izquierda -de la izquierda radical y del propio PSOE bajo la dirección de Zapatero y Sánchez- ha sido, desde mi perspectiva, una de las causas del resurgimiento político en España de la extrema derecha; y que  hay dos grandes problemas actuales: primero, en efecto, Cataluña; pero en segundo lugar, la tesis de la izquierda de que democracia es igual a izquierda y nacionalismos. Gran error. La democracia, y más así en estados muy descentralizados como España, requiere grandes partidos nacionales (mesurados, equilibrados) y acuerdos de fondo sobre las grandes cuestiones de la política”.

 

Nunca he podido entender el nacionalismo independentista de izquierdas de Bildu y ERC. La filósofa italiana Donatella di Cesare, no hace mucho declaró al semanario L’Espresso que: “Toda la tradición de la izquierda ha analizado siempre los acontecimientos desde una óptica mundial, muy pocas veces nacional o, peor, nacionalista. La idea de que deba prevalecer el interés de un proletariado nacional, francés o italiano, no ha sido nunca de izquierda. La izquierda es internacionalista o no es”.

 

Hoy, en ausencia de colonialismo y dentro de un país de la Unión Europea, el derecho a la autodeterminación “es una reivindicación reaccionaria, incluso involucionista, impropia de partidos o sindicatos progresistas” (Nicolás Sartorius, que fuera líder comunista de CCOO). “El nacionalismo de los de arriba sirve a los de arriba. El nacionalismo de los de abajo sirve también a los de arriba. El nacionalismo cuando los pobres lo llevan dentro, no mejora, es un absurdo total” (Bertold Brecht). Ante estas contradicciones evidentes, Azaña se preguntaba “hasta qué punto conservan su libre albedrio los individuos que forman multitud”.

 

Tampoco se puede entender que el PSOE esté gobernando con una coalición que Sánchez y sus corifeos mediáticos no se cansan de calificar como “progresista”, cuando saben y ocultan que JUNTS, heredero de Convergencia, liderado por un prófugo de la Justicia, es el arquetipo de la derecha capitalista reaccionara catalana, nido de corrupción;  que el PNV es un partido histórico de la democracia cristiana ; y que ERC es más un partido nacionalista independentista que un partido de izquierdas(Francesc de Carreras), que traicionó(la palabra traición es de Azaña) a la Republica en 1931, en 1934 y durante la guerra civil, como dejó constancia escrita Azaña y Negrín a la que le he dedicado varios artículos.

 

Dirigentes de Bildu fueron inductores de los centenares de delitos sangrientos de terrorismo cometidos por ETA, como Otegi, líder de ellos, que fue condenado a prisión por pertenecer a Eta, y siguen encubriendo la impunidad de delitos cuyos autores no han sido juzgados ni condenados. El presidente de Sortu y parlamentario de Bildu, Arkaitz Rodriguez, afirmó en el Parlamento Vasco: «Nosotros vamos a Madrid a tumbar definitivamente el régimen del 78″ (El Mundo, 12 de noviembre de 2020).

 

Ha sido el coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, el que ha recordado recientemente a Pedro Sánchez su debilidad parlamentaria y la necesidad que tiene de los partidos independentistas. El diputado le ha colocado frente al espejo mencionando chulescamente que «se da la paradoja» de que no habría «Gobierno de progreso en el Estado» sin la ayuda de las fuerzas políticas que quieren «marcharse» de España.

 

Las declaraciones de Otegi a raíz de una entrevista concedida a Europa Press también han llevado implícitas una amenaza: «Los procesos independentistas no se frenan con el Código Penal. Se parará una vez, pero no se va a parar siempre», ha asegurado, sin que le haya replicado nadie del gobierno de coalición y del PSOE. BILDU ha confesado que su misión es destruir el régimen del 78, abogando por una proclamación de la III República, extramuros de la Constitución de 1978, a la que despectivamente denominan “Régimen del 78”, para conseguir la independencia y la plurinacionalidad, más allá del Estado Federal o Confederal, mediante el ejercicio del eufemístico “derecho a decidir”, que tiende a desintegrar España.

 

BILDU, según ha denunciado el Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite) ha organizado 458 actos proetarras en 2023. Sortu y su rama juvenil promovieron marchas, conversaciones, carreras deportivas y cenas proetarras. Algún autor considera, con acierto, que Bildu encarna el fascismo rojo, a pesar de lo cual, con un sectarismo político incompresible, una parte importante de la izquierda española odia al Partido Popular y prefiere a Bildu antes que a Vox, que no ha matado a nadie, sin tener en cuenta que no es posible una reforma de la Constitución, del Sistema Electoral que dificulte los gobiernos de coalición con los nacionalismos separatistas, la renovación de los órganos constitucionales, la aprobación de Leyes Orgánicas, y toda la normalización democrática, sin acuerdos parlamentarios o de gobierno entre el Partido Popular y el PSOE; y que la socialdemocracia europea nunca ha pactado con independentistas, populistas ni extremistas, sino con los conservadores, liberales y demócrata-cristianos como viene sucediendo en Alemania.

 

Amparándose en la excusa exculpatoria de su supuesta derrota al fascismo y a la ultraderecha, ningún Secretario General del PSOE, ha mantenido, como Sánchez, tan genuflexa a la militancia socialista, cuyo derecho fundamental a la libertad de expresión ha vulnerado , sometiéndola a su implacable bonapartismo, a pesar de que carece completamente de la preparación intelectual de don Fernando de los Ríos y Julián Besteiro, de la inteligencia política de Indalecio Prieto, del liderazgo de Felipe González, y del equipaje cultural de Alfonso Guerra.

 

Comparto plenamente las opiniones de Ignacio Varela (El Confidencial 24/7/2023), que fuera director del Gabinete de Prensa del Gobierno de Felipe González, de que Sánchez es el personaje más tóxico que ha dado la política española en lo que llevamos de siglo; y la de Juan Alberto Belloch, que fuera ministro de Justicia y alcalde de Zaragoza, que ha dicho que Sánchez ha sido el peor presidente socialista del gobierno que ha tenido este país.

 

Pero lo más grave es que Sánchez también ha dividido a los españoles con La Ley Memoria Democrática de Ley 20/2022 de 19 de octubre, pactada con BILDU, que ha vuelto reabrir la «doble herida», que ha caracterizado la turbulenta y dramática historia contemporánea de España, desgraciadamente, y originado, «La progresiva separación entre los españoles y la creciente división entre las regiones”, de la que ha hablado Laín Entralgo.

 

Dicha Ley no le dedica ni una sólo línea a la Reconciliación y a la Concordia, que se había logrado en Ley de Amnistía, defendida en el Congreso por el líder sindical comunista Marcelino Camacho, muchos años preso en las cárceles franquistas, que se refirió “a la necesidad de una reconciliación nacional entre los que nos habíamos estado «matando unos a otros», y dijo que los comunistas «hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores”, cumpliendo así la Declaración del PCE sobre la reconciliación de los españoles y el cambio pacífico, aprobada en el verano de 1956 por el Comité Central del PC en Checoslovaquia.

 

La ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, que puede considerarse el segundo “Abrazo de Vergara” de la historia de España, se aprobó por 296 votos favorables, 2 en contra y 18 abstenciones. El profesor Alejandro Nieto, en su reciente libro “Entre la Segunda y la Tercera República”, ha dicho, en mi opinión, con acierto, que esta Ley de Memoria Democrática, es un modelo del sectarismo político y de incorrecciones técnicas que bastan para justificar su olvido”.

 

En el seno el PSOE hay un creciente malestar soterrado por la deriva personalista y desnortada de Sánchez. El PSOE ha traicionado toda su ideología  para rendir un obsceno culto a la personalidad de Sánchez, como se ha evidenciado en la vergonzosa asistencia de muchos ministros a la presentación de un libro que se lo han escrito a Sanchez , como si fuera un libro de ensayo, una novela premiada o un libro destacado de historia, y ha   perdido el norte por los pactos con los independentistas, que es una humillación ante los herederos de Eta por entregarles el Ayuntamiento de Pamplona, así como ante un prófugo de la justicia como es Puigdemont, todo ello sin que los independentistas hayan cedido un paso en sus pretensiones, desterrando el español de las Administraciones Públicas contraviniendo sentencias judiciales, y apoyando al Ayuntamiento de Barcelona para que oculte el español en sus anuncios presentados en diferentes lenguas, menos en el castellano, además del catalán. Se ha instalado la impresión de que “todo vale” con tal de mantener el poder.

 

Además de todas las decisiones políticas anteriores, Sánchez ha canjeado la desigualdad ante la ley por 7 votos; negocia la soberanía nacional en el extranjero con un verificador salvadoreño; ha firmado un acuerdo con JUNTS que permite investigaciones parlamentarias a los jueces; ha otorgado beneficios fiscales a los independentistas  que se han endeudado por su mala gestión, con la finalidad espuria de impedir que la ultraderecha decadente tenga un imposible éxito en España; ha engañado(cambiado de opinión) reiteradas veces al pueblo español, lo cual es de necio, ya que si hubiera cambiado de opinión pocas veces sería de sabio.

 

Ha cambiado por sorpresa la política exterior de España sobre el Sahara sin contar con el Parlamento. Ha promovido una ley de amnistía anticonstitucional que vulnera la división de poderes y deja indefenso al estado al suprimir los delitos de sedición y reducir las penas del delito de malversación de fondos públicos.  Todo esto, y otras muchas decisiones, lo ha hecho impunemente. Saint Just dijo que no se reina impunemente   todo el tiempo sobre todos. Su egocentrismo patológico narcisista le ha llevado a Sánchez a intentar imitar al rey Sísifo, de la mitología griega, conocido por su castigo ejemplar que fue empujar una piedra cuesta arriba por una montaña que antes de llegar a la cima, volvía a rodar hacia bajo.

 

Sánchez ha subido varias veces la montaña, rodado hacia abajo y la ha vuelto a subir impulsado por su “Manual de Resistencia”, que le cree invencible e impune, hasta que llegue el día que cuando la piedra ruede hacia abajo lo lleve por delante, y con él al PSOE y a toda la militancia, que corre el riesgo de desaparición como los partidos socialistas francés, griego e italiano, que parecían invulnerables. Celebraría equivocarme.

 

Parafraseando a Azaña en su discurso sobre el “Problema Español”, pronunciado en Alcalá de Henares en 1911, de todas las numerosas causas que han producido en la nación española este estado moral ocasionado por Sánchez, nosotros , los veteranos socialistas de mi generación, con Felipe González y Alfonso Guerra a la cabeza, que hemos criticado a Sánchez, somos absolutamente irresponsables; no queremos ni podemos perder la esperanza en el futuro, y,  hemos alzado la voz de  protesta y trabajamos para que  el mal no se perpetúe.

 

Sólo por este medio conservaremos nuestro derecho a la crítica; no podremos erigirnos en jueces si nos hacemos culpables de los mismos errores que tratamos de condenar. Es preciso que el PSOE y los militantes que apoyan sin protesta a Sánchez, tengan, como Saulo, su camino de Damasco, que prepare a las generaciones venideras, y se pueda regenerar el frondoso legado político, intelectual y moral del venerable fundador del PSOE Pablo Iglesias, contentándose, con ver desde muy lejos la tierra prometida.

 

 

*  Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Embajador de la Marca Ejército.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado.

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

Santa Cruz de Tenerife, 8 de enero de 2024.

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