Una gran preocupación

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Remigio Beneyto Berenguer *

 

 

Ayer Junts decidió votar en contra de la proposición de Ley de la Amnistía y devolverla a la Comisión de Justicia. La razón es que no se incluía los delitos de terrorismo que puedan suponer violaciones graves de derechos fundamentales, ni tampoco se incluía la traición ni la aplicación inmediata de esta amnistía. O sea, no se aprobaba un traje a medida para Puigdemont.

 

La portavoz de Junts, totalmente envalentonada y descarada, no tenía ningún problema en imputar delitos de prevaricación a dos jueces. Sabe que tiene la sartén por el mango y que puede seguir chantajeando porque no pasa nada. Cuando uno sabe que exige y consigue lo que pide, sigue exigiendo porque cree que lo que exige le corresponde. No hay nadie que le ponga límites ni cortapisas.

 

Ahora bien, espero y deseo que llegue el momento en que el PSOE no acceda a lo que pide los chantajistas de Junts. Y ahí viene mi preocupación, que voy a intentar explicar:

 

El presidente Sánchez defiende la amnistía por el bien de España y en defensa de la convivencia entre españoles. La pregunta es: ¿Qué pasaría si mañana el PSOE diera un cambio de rumbo, pactara con el PP la legislatura y se olvidara de todo el chantaje de los independistas? ¿Cómo actuarían los independentistas catalanes ante esta nueva estrategia?

 

La respuesta la sabemos ya, la vimos el 1 de octubre de 2017, pero sería mucho más violenta, mucho más incendiaria, porque a esa minoría de catalanes la han envalentonando. Repito, no son la mayoría de catalanes, son una minoría. No hay derecho a que decidan por todos los catalanes, no hay derecho a que decidan por todos los más de 47 millones de españoles. Y no van a parar. Pongo, como ejemplo, una leyenda, muy famosa en Cataluña precisamente: San Jorge, el dragón y la princesa.

 

En un principio, un temeroso dragón amenazaba con asolar la villa de Montblanch y los habitantes tenían que alimentar al dragón con su ganado. Pero el dragón cada vez quería más. Más adelante, en vez de ganado, pasó a sortearse una persona que contentara al dragón. El pueblo sufría, pero parecía no haber otro remedio. Ocurrió que un día el sorteo se decantó por la princesa Cleodolinda.

 

A la princesa, con el llanto del Rey, no le quedó otro remedio que enfrentarse a su cruel destino, pero antes de acabar en las fauces del dragón, el apuesto caballero San Jorge se enfrentó a la portentosa bestia. Tras vencerlo, en el lugar donde cayó el dragón brotaron unas rosas rojas de color muy intenso. Una de ellas fue el obsequio de Jorge a la princesa Cleodolinda y, desde entonces, se extendió la tradición de regalar rosas ese día.

 

No sé si la realidad terminará bien o no; tampoco me gustaría que Junts fuera el dragón de la historia, pero sus últimas actuaciones, dirigidas por un delincuente fugado así parecen mostrarlo; creo que los españoles no acaban de saber quién es la princesa Cleodolinda en la realidad, pero lo que sí sé es que, de momento, en la realidad no hay San Jorge que se atreva a vencer al dragón. Luego la cosa va mal.

 

Más mal irá, sin duda, si el dragón finalmente se come a la princesa, o si el PSOE accede a incluir lo que pide últimamente Junts. En la leyenda no se describe qué pasaría. Ni siquiera quiero imaginármelo.

 

 

*  Remigio BENEYTO BERENGUER

Profesor Catedrático de la Universidad CEU Cardenal Herrera.

Departamento de Ciencias Jurídicas

Catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad CEU de Valencia.

Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

 

Islas Canarias, 31 de enero de 2024

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