VISIONES ATLÁNTICAS / 116
Virreinato de Nueva España

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Virreinato de Nueva España e imperio Austrohúngaro

 

 

Hugo Luengo *

 

 

En los acelerones de la historia, viejos temas vuelven sobre si mismos, conduciéndonos a vivir entre la farsa y la mentira, que aceptamos como pago a la inclusión en la tribu sociopolítica, que toma mis decisiones. Reivindicamos la utopía de un pasado preferible a la angustia actual. Nostalgia que nos venden los medios y la clase política, centrados en dirigir las emociones de sus votantes, para activar ira, miedo y rencor. Señalan 2022 como el año de inicio de una nueva fase de la sociedad global, la “era del conocimiento”. Hago dos lecturas desde la historia de España, momentos de cambio, violencia, guerra y enfermedades.

 

En su conquista americana España crea el “Virreinato de Nueva España”, con capital en México, permanece 285 años (1535-1820), con 61 virreyes, hasta el proceso de la independencia, coetáneo con la independencia de las 13 naciones de EEUU, en 1787, que dan pie al inicio de la “Era Contemporánea”. México es el centro político, económico, religioso, administrativo y cultural del Imperio Español. Donde convergen los dos Tornaviajes, el Atlántico con la” Flota de Indias” (1520-1776) y el pacífico con su “Galeón de Manila” (1565-1815). México en 1800, con 300.000 ha. era la “ciudad de los mil palacios”, la mayor de América, que conoció Humboldt en 1803.

 

El Real de Plata español era la moneda global, sustituida por el dólar y la peseta en 1868.Las burguesías nacionales dan pie a las democracias liberales. España inicia su declive imperial, desde los restos del Virreinato de Nueva España, Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, pasan en 1898 a manos de la hegemonía americana. Crisis de 1898 nunca superada, que aún arrastramos en la conformación de la identidad nacional. Lastrados por el conjunto de las guerras carlistas, las crisis monárquicas y republicanas. Hoy transformadas en los nacionalismos identitarios y el neocomunismo, atrapados en historias sin resolver y que vuelven.

 

Nos cuenta Francisco Sosa Wagner en su obra “El Estado Fragmentado” (2006), prologada por Joaquín Leguina, donde refiere el disparate jurídico-político del estatuto catalán. Sosa Wagner, catedrático de derecho administrativo, estudió en Tubinga y Roma y conoce bien la experiencia del “Imperio Austrohúngaro”, de corta y dramática historia de 52 años (1867-1919), acabada con el final de la Gran Guerra en el choque de los imperios coloniales. Con capital en Viena y Budapest, tenía dos idiomas principales, alemán y húngaro, dos parlamentos, 676.000 Km2, 53 millones de Hb y era la sexta potencia económica del mundo.

 

Tuvo dos jefes de Estado, Emperadores de Austria y Reyes de Hungría, con defensa nacional, relaciones exteriores y finanzas comunes. La complejidad asimétrica del imperio, derivó en 1880 en la lucha en torno a la escuela y la administración. La comunicación quedó arruinada por la lucha identitaria de cada nación, con la lengua en el centro de los conflictos. En 1919 en el cierre de la Gran Guerra, se disolvió entre 13 naciones. El mal cierre de esta paz dejó abierta la 2ª Mundial.

 

200 años luego del desplome del Virreinato de Nueva España, 100 años del Imperio Astro Húngaro, nos enfrentamos a la Guerra de Ucrania, en el reajuste de la economía global. Regresamos en España hacia el pasado, con sus fundamentos en el aire, la nación y el modelo económico. Donde nos dan a elegir entre plurinación republicana con estado subsidiado, contra nación democrática y economía de mercado.

 

Vórtice que se repite, los últimos con las revoluciones marxistas de 1917 y la de octubre de 1934, con los mismos personajes que hoy. Ahora tercera revolución de guante blanco, demoliendo la Constitución por la puerta de atrás. Leyes de modelo “multicultural”, que niegan libertad, igualdad y fraternidad, por derechos segmentados de grupos. Revertir las leyes con el cambio de poder.

 

 *  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 2 de enero de 2023

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