VISIONES ATLÁNTICAS / 145
“Que te vote Txapote”

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Hugo Luengo *

 

 

Este grito verbalizado en la campaña electoral ha sido uno de los eslóganes más eficaces de la democracia. El sufijo “ote” se usa con nombres y adjetivos, donde la apreciación afectiva se superpone a la de tamaño. Es una valoración despectiva, atenuada con condescendencia y comprensión, entre generosa y burlesca.

 

Quien dice “que te vote Txapote”, dice que a él no le vota y traslada al contrario el deseo de que le vote el peor. Su sonoridad de verso comprimido en la mejor tradición del “humor negro” hispano. Maldición gitana. Greguería surrealista. Haiku mínimo. Tan rápido que ya ha sufrido el proceso de cambio de significado y se ha “lexicalizado”.

 

Como vimos en las fiestas de San Fermín. Grito jaranero, cómico, alegre y borrachuzo, donde “que te vote Txapote”, refleja el desapego de una sociedad incrédula ante el espectáculo de la degradación política y de sus tribus.

 

Asombra su eficacia reflejada en el espejo del gobierno y de Bildu, quienes muy puestos piden respeto para sus víctimas calificando de indigno el lema; ajustados al blanqueo gubernamental a través de la sectaria ley de “Memoria Democrática”.

 

Este círculo de infamia y desvergüenza se extiende hacia las propias víctimas del terrorismo, que se trocean en dos bandos. Consuelo Ordóñez y Rubén Múgica, hermana e hijo de dos asesinados por Txapote, Gregorio Ordóñez y Fernando Múgica.

 

Aquejados del “síndrome de Estocolmo” reclaman para si el uso exclusivo de la indignación social ante su asesino. Síndrome donde los rehenes tratan de protegerse de una situación incontrolable, cooperando por el raptor para salir indemnes del atentado. Su vínculo afectivo les impide tomar sus propias decisiones.

 

A la contra Mari Mar Blanco, hermana de Miguel Ángel Blanco, otra víctima de Txapote, cuando se cumplen 26 años de su asesinato y Daniel Portero de Dignidad y Justicia, que se niegan a la censura de una expresión, que Mertxe Aizpurúa de Bildu califica de “indigna”, colocándose moralmente por encima de la derecha democrática.

 

Cinismo y desvergüenza con Txapote, condenado en 12 sentencias con 14 asesinatos y ordenar como jefe de ETA  50 asesinatos más. 856 asesinados con 377 casos sin resolver, ni arrepentir. Como sociedad democrática hemos asistido en España, al peor caso del terrorismo de extrema izquierda y nacionalismo radical en Europa, luego de la segunda guerra mundial. Donde ETA ha expulsado a más de 200.000 habitantes del País Vasco y su censo. Con ellos y sus descendientes han cambiado su naturaleza electoral y democrática.

 

El idioma nacionalista se usa con análogo fin, segmentar y ocupar el poder político, sus instituciones y medios. La experiencia confederal que reclaman, la vimos con el “Imperio Austrohúngaro”, con análogas segregaciones nacionalistas, con el idioma, la escuela y la invasión de gobiernos e instituciones, que colapsó con la 1ª guerra mundial. Repúblicas míticas y parásitas sin encaje UE, fundada contra los nacionalismos.

 

Síndrome de Estocolmo que soporta el “tablero inclinado” de la política española, que blanquea a Txapote y a los rebeldes catalanes y aplica a las derechas el pacto del Tinelll. Alejados de este escenario, la decisión electoral la tomaron en una nueva “operación dóberman”, excitada desde el gobierno, que trastocó la demoscopia.

 

Dirigida a los pensionistas, funcionarios y parados, un cuerpo de 16 millones, que deciden las elecciones y que cortaron el trasvase de votantes del PSOE. Se eligió entre el modelo de sociedad subsidiada que defiende nuestro “socialpodemismo” y la sociedad emprendedora de las derechas. Rastro que podemos seguir entre las expectativas demoscópicas del 17 de Julio y los resultados del 23 J. Los diferenciales PSOE-PP de 9 diputados en Cataluña y 4 en Madrid, decantaron el vuelco. Con el nacionalismo a “sumar”. “Que te vote Txapote” y Puigdemont, completan un resultado inmanejable.

 

 

 

*  Hugo LUENGO BARRETO

Arquitecto y bodeguero.

 

Islas Canarias, 31 de julio de 2023

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