¿Ya se permite ofender?

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Remigio Beneyto Berenguer *

 

 

El día 11 de octubre de 2018 se firmó en el Acuerdo de Presupuestos Generales del Estado para 2019: Presupuestos para un Estado Social. En el apartado 11. Calidad democrática, en el 11.1 Modificación de la Ley Mordaza, aparece el siguiente texto: “es recomendable restringir al máximo la posibilidad de que estas discusiones puedan ser perseguibles penalmente y se modificarán los artículos del Código Penal que hacen alusión a los delitos de ofensa a los sentimientos religiosos e injurias a la Corona”. La razón parece ser que “el Derecho Penal no es la herramienta más adecuada para esta protección, pues desincentiva claramente la posibilidad de que surja un debate público libre e informado”.

 

Ahora, en fecha 20 de diciembre de 2023, se anuncia que el Congreso debatirá por tercera vez una propuesta de reforma del Código Penal en el mismo sentido. La proposición de Sumar es un texto muy similar al que presentó Unidad Podemos en 2018 y después en 2021. ¡Por Dios, qué pesados son…!

 

Les confieso que sigo pensando lo que ya pensaba entonces: “¡No puede ser!”. O sea, a partir de ahora ¿Ya se puede injuriar a la Corona? ¿Ya se puede ofender los sentimientos religiosos de las confesiones? No es posible que el Gobierno de uno de los Estados más importantes de Europa permita este atropello.

 

A partir de ahora quizá los bufones y chiquilicuatres ofendan los sentimientos de los católicos, pero les aseguro que no se atreverán a hacerlo con los sentimientos de otras confesiones. Ya dije en una conferencia que como los cristianos ponemos la otra mejilla, los cobardes se envalentonan, pero ¿harán lo mismo con los sentimientos religiosos del Islam? Pero olvidan que los cristianos ponemos la otra mejilla porque queremos, no porque seamos timoratos ni débiles.

 

Actualmente, en el artículo 525 del código penal, que contempla el delito de escarnio, se precisa, por una parte, publicidad (de palabra, por escrito o medio cualquier tipo de documento) y por otra, ánimo de ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa. Jurisprudencia reciente no ve ánimo de ofender sino ánimo de hacer reír, de informar, de criticar…y, por tanto, debe quedar a salvo la libertad de expresión, o, como dice algún desvariado, “la posibilidad de que surja un debate libre e informado”.

 

Olvidan estos proponentes que igual de importante en la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es la libertad religiosa que la libertad de expresión, los dos son derechos fundamentales, y los dos son inherentes a la dignidad humana, y los dos son fundamento del orden político y de la paz social.

 

Olvidan, como algún “petardo” que aparece en la Noche de la TV1, televisión pública que pagamos todos los españoles y que he visto esta misma madrugada a las 4 horas, que los sentimientos religiosos no son algo medieval, sino el ejercicio de la libertad religiosa. Esa “mente brillante” no conoce ni la Edad Media ni la libertad religiosa.

 

Olvidan estos proponentes que la diferencia entre la ironía y el insulto es la inteligencia. Ignoran que sólo puede ser irónico y crítico con finura el inteligente. El lerdo, intentando hacer reír o criticar, insulta y ofende, y eso no es permisible en un Estado de Derecho.

 

A esos “raperos, tuiteros, y actorcillos de medio pelo” les recomiendo que, en vez de meterse con los sentimientos religiosos de los creyentes, pueden hacer sus chistes, gracietas y chascarrillos, sobre su madre, su hermana, su hija, su mujer. Verán qué divertido que es todo, sobre todo, si sus pocas luces solo les permiten combinar a sus seres queridos con el sexo, la religión, la intimidad y la corrupción. Saldrá unas historias increíbles, que mostrarán la agudeza de su ingenio y la diversión de sus correligionarios más fervientes.

 

Únicamente quiero que recapaciten los proponentes de esta reforma sobre las consecuencias que pueden devenir si a partir de ahora ya no existirá ningún tipo de ofensa sobre las personas particulares, sobre los grupos minoritarios, sobre sectores marginados, etc., porque entiendo que sería discriminatorio e injusto que únicamente se permitiera ofender los sentimientos religiosos de los creyentes.

 

Recuerdo que el artículo 525 del Código Penal, en su apartado 2, dispone: “En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna”. A partir de ahora, parece que ya se podrá también escarnecer a los ateos, agnósticos, indiferentes, escépticos, relativistas, porque hay barra libre para ofender.

 

Incluso ya se podrá ironizar sobre aspectos personales o de imagen de nuestros políticos o personajes públicos. Por ejemplo, yo propongo libertad de expresión sobre la nariz de alguna “autoridad pública”, comparándola con la de Cyrano de Bergerac, en las siguientes frases:

 

Amistoso: ¿Al beber, se baña en vuestro vaso
o un embudo usáis al caso?

 

Descriptivo: ¿Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas, ¿qué digo? ¡Si es cordillera!?

 

Curioso: ¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja, o de escritorio??

 

Burlón: ¿Tanto a los pájaros amáis,
que en vuestro rostro una rama gorda les dejáis?

 

Brutal: ¿Podéis fumar sin que el vecino
grite ¡Fuego en la chimenea!?

 

Fino: ¿Para capas y sombreros
esa percha muy útil ha de seros?.

 

Solícito: ¿Compradle una sombrilla,
el sol ardiente su color mancilla?.

 

Previsor: Tu nariz es un exceso;
buscad a la cabeza contrapeso

 

Dramático: Evitad riñas y enojos:
si os llegara a sangrar os daría un Mar Rojo.

 

Enfático: ¡Oh, nariz!… ¡Qué vendaval
te podría resfriar!  Sólo el mistral

 

Respetuoso: Señor, bésoos la mano:
digna es vuestra nariz de un soberano.

 

Ingenuo: ¿De qué hazaña o qué portento
en memoria de qué se alzó este monumento?

 

Lisonjero: Nariz como la vuestra
es para un perfumista linda muestra.

 

Lírico: ¿Es una concha? ¿Sois tritón?

 

Rústico: ¿Eso es una nariz o es un melón?

 

Militar: Si a un castillo se acomete,
aprontad la nariz, ¡terrible ariete!

 

Y finalmente práctico: ¡ponedla en lotería;
el premio gordo esa nariz daría!

 

¿Eso es libertad de expresión o insulto a ese “alto cargo ministerial”?

¿Tendrá consecuencias este escrito?  Espero que no se me limite mi libertad de expresión, simplemente por mencionar unas frases de la película de Cyrano de Bergerac, ahora bien, sin ningún ánimo de ofender, sino de divertir al auditorio recordando las célebres frases expuestas.

 

Pero la cuestión fundamental es la siguiente: ¿No tiene el Congreso asuntos más importantes que debatir? Los españoles tenemos miles de problemas a tratar por nuestros representantes del pueblo: pérdida de poder adquisitivo, desempleo, inseguridad jurídica, debilitamiento del Estado de Derecho, desdibujamiento, por no decir transgresión, de la división de poderes, y…

 

O estas proposiciones de Sumar, respaldadas por el PSOE son simplemente botes de humo para disipar la auténtica vergüenza de nuestro Gobierno: la futura reunión del presidente del Gobierno de España con un delincuente fugado de la justicia. Ya era bastante humillación la reunión de Santos Cerdán con Puigdemont, que ahora haya de ser el presidente del Gobierno de España quien se reúna con Puigdemont.

 

Humillación tras humillación…todos los días. ¿Hasta cuándo?

 

 

*  Remigio BENEYTO BERENGUER

Profesor Catedrático de la Universidad CEU Cardenal Herrera.

Departamento de Ciencias Jurídicas

Catedrático de Derecho Eclesiástico de la Universidad CEU de Valencia.

Académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

 

Islas Canarias, 20 de diciembre de 2023

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