Memoria versus reconciliación

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Eligio Hernández Gutiérrez *

 

 

La Exposición de Motivos de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, de Memoria Histórica, comienza con el siguiente texto “El espíritu de reconciliación y concordia, y de respeto al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas, que guio la Transición, nos permitió dotarnos de una Constitución, la de 1978, que tradujo jurídicamente esa voluntad de reencuentro de los españoles, articulando un Estado social y democrático de derecho con clara vocación integradora”.

 

Cuando se publicó esta Ley la apoyé porque tenía como objetivo la reconciliación y la concordia entre los españoles. Me equivoqué. Se ha frustrado el espíritu de la Transición cuya fuente nutricia fue la Constitución de 1978, la única de las 10 anteriores que logró la reconciliación y concordia por primera vez en la historia de España, y supuso, como ha dicho Alfonso Guerra: “Un armisticio tras una guerra civil, 40 años de dictadura y dos siglos de enfrentamientos civiles”, que ha posibilitado durante cuarenta años el modelo constitucional de convivencia en paz, estabilidad política, y progreso económico y social más fecundo que ha tenido España en toda su historia.

 

Estamos asistiendo a una crispación política atroz en el Parlamento, mediáticamente propagada y fomentada, que impide cicatrizar la «doble herida», que ha caracterizado la turbulenta y dramática historia contemporánea de España, desgraciadamente, y originado, «La progresiva separación entre los españoles y la creciente división entre las regiones«, de la que ha hablado Laín Entralgo.   La Ley Memoria de Histórica de 2007 no ha logrado la reconciliación, la concordia y la integración de los españoles que blasonaba, y me temo que tampoco lo logrará de Ley 20/2022 de 19 de octubre, de Memoria Democrática, que no puedo apoyar, aunque ha perfeccionado la anterior y contiene aspectos positivos como, entre otros, la anulación de sentencias de Consejos de Guerra y las que se dictaron en aplicación  de la Ley de Responsabilidades Políticas, pero no le dedica ni una sólo línea a la Reconciliación y a la Concordia.

 

Se ha ignorado inexcusablemente por el PSOE, que ha celebrado entusiásticamente la aprobación de la Ley 20/2022, y por las fuerzas políticas que la han votado favorablemente, que fueron los líderes políticos republicanos y socialistas más significativos, como Azaña, Negrín y Indalecio Prieto, los que, en plena guerra civil, cimentaron las bases sobre las cuales, superada la dictadura y la transición, se podía asentar la reconciliación, y la concordia, que no impulsaron nunca los vencedores de la contienda fratricida. En efecto, el 18 de julio de 1938, Don Manuel Azaña, en el Ayuntamiento de Barcelona recordaba, en un famoso discurso,

 

“… a esos hombres que han caído embravecidos en la batalla, luchando magnánimamente por un ideal grandioso y que, ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: Paz, Perdón, Piedad”. “Somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo arroyo”.

 

El Consejo de ministros presidido por el Dr. Negrín aprobó el 30 de abril de 1938, los trece puntos que serían publicados el 1º de mayo, que se denominaron Declaración de Principios o Programa de Estado, en cuyo punto 13 se establecía:

 

“amplia amnistía para todos los españoles que quieran cooperar en la inmensa labor de la reconstrucción y engrandecimiento de España. Después de una lucha cruenta como la que ensangrienta nuestra tierra, en la que han surgido las viejas virtudes del heroísmo, cometerá un delito de alta traición a los destinos de nuestra patria aquél que no reprima y ahogue toda idea de venganza y represalia, en aras de una acción de sacrificios y trabajos que por el porvenir de España estamos obligados a realizar todos sus hijos”. 

 

El 8 de agosto de 1936, Indalecio Prieto, que era el responsable de la cartera de Defensa, dijo:

 

«Por muy fidedignas que sean las terribles y trágicas versiones de lo que haya ocurrido en tierras dominadas por nuestros enemigos, no imitéis esa conducta; os lo ruego, os lo suplico. Ante la crueldad ajena, la piedad vuestra; ante la sevicia ajena, vuestra clemencia; ante todos los excesos del enemigo, vuestra benevolencia generosa». «¡No los imitéis! ¡No los imitéis! Superadlos en vuestra conducta moral; superadlos en vuestra generosidad. Yo no os pido, conste, que perdáis vigor en la lucha, ardor en la pelea. Pido pechos duros para el combate, de acero; pero corazones sensibles, capaces de estremecerse ante el dolor humano y de ser albergue de la piedad, tierno sentimiento, sin el cual parece que se pierde lo más esencial de la grandeza humana».

 

En el exilio, desde México, en mayo de 1942, Indalecio Prieto, exclamó:

 

Me están vedados los cementerios de España, pero si pudiera volver a ellos, pondría un ramo de rosas rojas en las tumbas de mis adversarios que también murieron por España”.

 

El PSOE  y las fuerzas políticas que han aprobado Ley de Memoria Democrática, se han apartado del ejemplar y noble legado humanista de estos dirigentes políticos republicanos socialistas, y no han seguido el ejemplo  de los partidos de izquierda que durante la Transición impulsaron y aprobaron la Ley de Amnistía, defendida en el Congreso por el líder sindical comunista Marcelino Camacho, muchos años preso en las cárceles franquistas, que se refirió “a la necesidad de una reconciliación nacional entre los que nos habíamos estado «matando unos a otros», y dijo que los comunistas «hemos enterrado nuestros muertos y nuestros rencores”, cumpliendo así la Declaración del PCE sobre la reconciliación de los españoles y el cambio pacífico, aprobada en el verano de 1956 por el Comité Central en Checoslovaquia.

 

La ley 46/1977, de 15 de octubre, de Amnistía, que puede considerarse el segundo “Abrazo de Vergara” de la historia de España, se aprobó por 296 votos favorables, 2 en contra y 18 abstenciones. La Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, se ha aprobado por 173 votos a favor, 159 en contra y 14 abstenciones, en el Congreso, y por 128 votos a favor, 113 en contra, y 18 abstenciones, en el Senado. Para que esta Ley lograra la Reconciliación y la Concordia tenía que haber sido objeto de un amplio consenso y ser aprobada, al menos, por los mismos votos que la Ley de Amnistía, ya que, cuando haya una nueva mayoría parlamentaria derogará aquella, haciendo, en consecuencia, imposible la Reconciliación y la Concordia, frustrándose así la que se logró durante Transición y con la Constitución de 1978.

 

El pasado día de los Difuntos estuve en mi pueblo natal de El Pinar, isla de El Hierro, el más alejado del corazón de España, histórico de izquierdas, que sufrió durante la guerra civil cautiverio, muertes, exilio, apaleamientos y fusilamientos simulados. Visité el cementerio donde el Ayuntamiento, el último constituido en España, de mayoría absoluta socialista, en el pasillo de entrada, erigió un monolito con la inscripción por orden alfabético de los vecinos que murieron en los dos bandos de la guerra fratricida. Me emocionó. Espero que el PSOE y el gobierno de coalición que formó sigan este ejemplo al aplicar la nada imparcial Ley de Memoria Democrática.

 

 

Eligio HERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

Presidente de la Sociedad Civil de Canarias.

Abogado en ejercicio y Magistrado jubilado.

Ex fiscal general del Estado y ex miembro del Consejo de Estado

Ex diputado en el Parlamento de Canarias.

Ex Gobernador Civil de S/C de Tenerife y Delegado del Gobierno en Canarias.

Ex miembro del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

Académico de la Academia Canaria de la Lengua.

Licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (ULL)

Diplomado en Derechos Humanos por la Universidad de Estrasburgo.

Vicepresidente de la Fundación Juan Negrín.

Militante socialista.

Cristiano militante.

 

Santa Cruz de Tenerife, 11 de noviembre de 2022.

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